
GRAVE QUEMADURA
Qué grave quemadura,
se me incendió la carne,
mis deseos retorcidos por el suelo
con el cuello sin cura,
tan sólo pueden curarse
en su cuerpo
cuando palpita desnuda.
Con ocasional descuido,
por su mano transparente
su amor viene tendido
con el cantar de la fuente,
con rumores de Cupido
y claridades urgentes,
Esbeltos como ningunos
sus detenidos senos,
cisnes rendidos al viento,
duraznos de querer maduro
en la caricia del aire,
su frente de luna,
su garganta de jaspe.
Y los ecos de su alma
susurrándome al oído
su deseo, su hambre, su llama,
con sus rayos de cuchillo
declamando su proclama.
Mi pasión como codicia
con sus dolores de sangre,
sus ojos acecho de gata,
su carne exangüe,
sus venas misteriosas
cual reclamo inevitable.
De qué sutil manera
me cala por la carne
convirtiendo en amapolas
el invierno de mi sangre.
Y yo, sin saber como quererla
ni cómo tocar su cuerpo,
para que no se me diluya
en rosa, pluma o beso.
Cómo no hacerla alma,
y cómo no hacerla verso
cuando fuera es todo tan asfalto,
y cubo de cemento,
tan esquina de prostituta
y escalón de “yonqui” muerto.
Pepe Martín
Qué grave quemadura,
se me incendió la carne,
mis deseos retorcidos por el suelo
con el cuello sin cura,
tan sólo pueden curarse
en su cuerpo
cuando palpita desnuda.
Con ocasional descuido,
por su mano transparente
su amor viene tendido
con el cantar de la fuente,
con rumores de Cupido
y claridades urgentes,
Esbeltos como ningunos
sus detenidos senos,
cisnes rendidos al viento,
duraznos de querer maduro
en la caricia del aire,
su frente de luna,
su garganta de jaspe.
Y los ecos de su alma
susurrándome al oído
su deseo, su hambre, su llama,
con sus rayos de cuchillo
declamando su proclama.
Mi pasión como codicia
con sus dolores de sangre,
sus ojos acecho de gata,
su carne exangüe,
sus venas misteriosas
cual reclamo inevitable.
De qué sutil manera
me cala por la carne
convirtiendo en amapolas
el invierno de mi sangre.
Y yo, sin saber como quererla
ni cómo tocar su cuerpo,
para que no se me diluya
en rosa, pluma o beso.
Cómo no hacerla alma,
y cómo no hacerla verso
cuando fuera es todo tan asfalto,
y cubo de cemento,
tan esquina de prostituta
y escalón de “yonqui” muerto.
Pepe Martín
7 comentarios:
Esbeltos como ningunos
sus detenidos senos,
cisnes rendidos al viento,
duraznos de querer maduro
me encanta leerte, tus poemas me llegan tu sensibildad me abruma un abrazo amigo poeta
Tu verso quema en la piel de tanta pasiòn y vida, lo disfruté plenamente, me alegra tambien que todo Poetalatino pueda disfrutar de tu obra, me puedes traducir el vocablo "yonqui"? besos serrano,
Con la fe puesta en que lleguen escribo, gaviota, eso es que están vivos. Gracias por todo tu afecto querida amiga. Besitos, Pepe Martín.
Gracias Serranilla, como siempre estás cerce de mí, te quiero un montón.
Yonqui es una persona adicta a las drogas, un drogaadicto, Besitos. Pepe
Que intensidad he encontrado en estos versos entregados!, magnífica forma de poner el alma y el corazón en un poema lleno de sensibilidad.
Un abrazo
Vickie
Gracias Vicky, yo siempre he sido un seguidor de mi paisano Lorca, él llamaba a esa intensidad
"duende", siempre es un alago que se reconozca esa fuerza en lo que escribo. Besitos, Pepe Martín
PapiPepe:Siempre que me encuentro abrumada de trabajo y de problemíllas, te busco, leo tus poemas, me vuelve la calma y descanso de mis fatigas, pues tú siempre tienes que darle a mi alma.
Gracias desde el fondo de mi corazón: Daniela MAtos
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