Mostrando entradas con la etiqueta Poeta. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Poeta. Mostrar todas las entradas

jueves, 3 de junio de 2010

MANO TENDIDA CORTADA


MANO TENDIDA CORTADA.

Flotilla de la Libertad.


Un barco puede llegar a ser una paloma

con las alas cortadas y asesinada en pleno vuelo.

¿Qué les queda por pasar a los palestinos

en esta historia de injusticia y asco?,

¿morir en un cerco vergonzoso?,

¿que les partan las piernas para que se arrodillen?,

¿que les cosan la boca para que no griten?,

¿que les corten las manos para que no tiren piedras?,

¿esperar a que degüellen su utopía particular?


Una masacra a la mano tendida de un barco

puede situar en la historia a un pueblo injusto,

que está repitiendo con sus actos

lo que sufrió con el nazismo en propias carnes.

Acuérdate Israel, de tus muertos inocentes

y no caigas en la vergüenza que tanto odiaste

sembrando y regando con sangre las raíces del horror

y de la guerra, esa loca de atar.


Pepe Martín.

domingo, 23 de mayo de 2010

COMO AGUA DE MAYO


COMO AGUA DE MAYO.


Devuélveme la vida

como agua de mayo,

y enciéndeme en tu fuego

como hija del rayo.


Quita de mi pobre cuello

el dogal y su cadena,

hierro de no estar contigo,

argolla de mi condena,

si no quieres que me mate

libérame de esta pena,

y quítame de las manos

el cañón de mi escopeta.


Devuélveme la vida

como agua de mayo,

e hidrata con cariño

la crin de este caballo.


Ay, qué largo escalofrío

va congelando mis venas

con los terrones de hielo

con que tu ausencia me pena,

y quiero escalar tus nubes,

con las uñas, como sea,

abierto como una fuente

que el engaño dejó seca.


Devuélveme la vida

como agua de mayo,

y azulea mi cuerpo

y verdea mi tallo.


Llévame contigo al lago

en donde siempre te quiera,

y olvida mis cicatrices

y el dolor de esta condena,

que no me importa el cuchillo

ni la sangre que me deja,

y lávame las heridas

y el veneno que las quema.


Devuélveme la vida

como agua de mayo,

que quiero ser tu amante

ciego, como un vasallo.


Pepe Martín