sábado, 26 de septiembre de 2009

MEJOR BUENA QUE FEA



MEJOR BUENA QUE FEA.

Hoy veo besos submarinos en cascada,
labios soñadores de algas en mi pecho
con corales en su origen…
hoy mi reloj se ha despertado
entre invierno y primavera.

Nunca arremeto contra la belleza
lo cual pronuncia mi error.
Tendré en cuenta que las mujeres
aman con los oídos
mientras yo amo con los ojos
y que, cada vez que amo,
es la única vez que me enamoro.

Y, como esta mujer sin duda piensa
que es mejor ser hermosa que ser buena,
bien está así,
pienso yo, por otro lado:
que es mejor que esté buena que fea.

Ella es libre en su prisión de pasión,
sus párpados fueron forjados en su aliento,
y, aunque su sabiduría de labios finos
me recomienda prudencia,
mi tristeza de pájaro enjaulado
me hace trinar por ella.

Como la orquídea exótica,
ella es el vientre de mis siete pecados capitales,
sus pequeños pies taconean mi cabeza,
y su viento oriental de pasión
es tornado sobre mi cuerpo.

Y penetro en el tenebroso túnel del tiempo
sintiéndome griego o romano
como el mejor adorador de la belleza;
pero los troyanos lucharon por una mujer hermosa
y acabaron escarnecidos.

Mas no cerraré mis cortinas,
¡Dios me guarde!,
pero sí las puertas de mi alma
para que mis recuerdos no puedan escaparse,
y me empaparé en sus asuntos
ovillado y abstraído en su cálido frío
de venturosa espléndida imposible.

Pepe Martín

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