
MANZANA MÍA
Tengo en mi pecho un grito dulce,
mujer de mi anhelo, manzana mía,
plenilunio dorado de mi agosto carnal
que ilumina mi toro y su martillo
en el que forjo nuestro amor.
Eres divina sombra luciente
entre dos deseos de mármol
cuya antigua magia es aquelarre de mi pasión.
Tú eres mi viaje nocturno y con estrellas,
un viento musical de cariñosas tempestades,
un coral risueño corriendo por mis venas.
Tu deseo es una sonrisa de relámpagos
caídos del aguacero de la lujuria,
que hace iridiscentes nuestros cuerpos acoplados.
Mi juego de lengua se quema por tus astros
y hace mortales tus largos infinitos,
recoge tu universo y frena tus ríos
y enciende el genital fuego de la locura
que quema la sangre haciéndose finura
de miel paladeada de almendras amargas.
Soy este hombre que llora, delira, ríe y es feliz
al que das solera con los años,
porque eres como una sultana oculta en mi sangre,
mi corona de dolor sangrado de rumores despiertos,
el alma pareja que infunde fuerza en mi cuerpo,
y un aliento de flor entre rosados pétalos.
Hoy te veo luminosa y me inflama tu presencia,
por eso te entrego la gema pulida de un te amo,
un t e amo de adicto a la droga de tu piel
con el pecho en brasas.
Pepe Martín
6 comentarios:
Manzana con limón,
sal de sus hombros.
Mosca
Contra lo que sea Pepito, aunque diluvie hasta por siempre jamás, siempre encontrarás las palabras exactas para crear tus obras maestras.
Saludos.
Gracias amigo Mosca, un fuerte abrazo, Pepe
Gracias Mareica, se puede decir que los poemas van pasados por adua je je je, Un besito, Pepe
Qué deliciosa comparación de la mujer con la manzana, además bíblica.
Es un poema encendido,fulgurante,que tiene en cada palabra una perfecta filigrama para la joya de su poesía que tanto admiro.
Gracias Catalina por tu lindo mensaje, Un besito, Pepe
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