
SAN VALENTÍN.
Te han dejado por patrono
a un gran santo y un infante,
tanto monta, monta tanto,
San Valentín como el Ángel.
Santo con tintes de Eros,
ojo de altar y de alcoba,
nudo de los Valentines
que en Inglaterra era boda.
Santo que casaba a oscuras
a los soldados de Roma,
controlado y perseguido
cristiano como una roca.
Patrón de las aves nórdicas
que procrean en tu día,
dando a los blancos troncos
promesas y algarabías,
pinta el amor en las copas,
la cópula canta y trina,
para crear las legiones
de los bosques maravilla.
Amor se cuela en el pecho
por sus montes y sus lindes,
con la misma suavidad
que entra el fruto de las vides
recalentando la sangre
en alas de un no me olvides.
El amor es un cuchillo
abandonado en el aire
al que todos tienen miedo
y con quien quieren cortarse,
algunos casi se mueren
sin tener donde ocultarse,
pero es una muerte dulce
donde poder calentarse,
y es en su cresta de fuego
donde el ciego niño yace.
Savia que anegas la tierra
como si fuera un estanque
donde el pez que es tu agraciado
lleva candente la sangre,
sangre que alegra la vida
o la vida hace vinagre
pregonando escepticismo
en las sandalias de nadie.
San Valentín no me olvides,
que no haya sombra ni esquina
donde de ti me deslinde,
que quiero entrar en un pecho
donde el frío se me quite.
y en caso de dar con hielo
dame el vaho que derrite.
Pepe Martín.
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