
ROCA Y SAL
Yo quiero ser roca herida
en tu regresar severo,
que fría te me derrames
por los bordes de mi pecho.
Cautivos por el amor,
en el agua nos queremos,
el tiempo es el ancho mar
y su ola el minutero.
El mar es caldo fecundo
donde tú te desvaneces,
como una diosa salina
que ser olvidada quiere.
Tengo erizos agrupados
en mis anchos pies de piedra,
un clamor de claridades
aguarda en mi base negra.
Nostalgia que existe,
soy la obstinada piedra
florecida de tu sal
que sobre mí te haces perla,
estrella, racimo y rosal,
me haces parte de tu esencia.
Viajera deslumbrante
que en mí todo lo empapa,
mi yodo echo espuma
que mi roca embalsama.
Arrebato de blancura,
la ola te trae en su almena,
para ser apenas nada,
secreto de confidencia,
muerte de espuma blanca
que se hace hierba en mi huella.
Qué temporal de vida
nos ha hecho su amuleto,
qué rayo nos ha fundido
en este abrazo perpetuo,
qué extraña fuerza emergida
nos hizo objeto de juego.
Tú me limas en la arena
salobre de tu recuerdo
en una trama increíble
de lavados que son besos.
Cresta y alba de las olas,
de ti no quiero escaparme,
si tus irisadas perlas
me abandonas en el aire.
Dejadme beberla, dejadme,
que estoy sediento de cristales,
que guardo el fuego en mi piedra
de mis ancestros volcanes.
y busco la cresta de agua
que me adorne con sus sales.
Pepe Martín.
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