miércoles, 22 de octubre de 2008

BAÑO MATINAL


Era - Infinity Ocean.mp3



Caballos, caballos de agua nieve
atropellándose a mi encuentro.
La última ola del mar se me ha tragado los pies
recortandome en ellos el perfil de su penumbra.
Aún lloraba la noche sus estrellitas dormidas…
aún le caían lágrimas por sus ojos de rocío…
¡Cómo temblaban las aguas como espejos de la gloria!
¡Tembló la perla del alba al parto de aquel festejo!

Caballos, caballos de agua nieve
atropellándose a mi encuentro.
Danzan ensortijadas las ondas sin medida
para contraerse en ruborosas espirales
entre ritmos regulares de la desenvoltura,
y se remansan como en un susurro de amor
besándome los muslos
en diluidos silencios que ocultan sus verdades.
Su nevada melodía quitó guitarras al cielo,
y el plumón de sus espumas
puso nieve a aquella confluencia.

Caballos, caballos de agua nieve
atropellándose a mi encuentro.
Alboroto entre mis dedos de aire
a los hilanderos del sol, red de ilusiones,
tesoro de mi yo caprichoso que ansía su oro.
Su cabello es el velo de fuego
de una fuente que se hace vidrio,
la envoltura de la aurora se resuelve en espigas.
Forjador de chispas, deja caer el sol su madeja suelta,
dorados hilos de su araña
que se retuerce como ser viajero por sus olas
despeinando la seda de la gruta gloriosa de su ojo.

Caballos, caballos de agua nieve
se atropellan a mi encuentro.
Llega el mar con sus notas de medusas
para ser bebida con sed de semilla seca.
Una melancolía blanca como plumón
yace sobre una pasión de crines azules.
Un mar con sueño, agua muerta
para ser enterrada en su ataúd de arena blanca.
Arena virgen tan sólo hoyada por las notas de mis pies
y los esqueletos de sus caracolas.

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