Ebrio de un beso mi corazón palpita.
Te amo con un amor que brota joven y oloroso
porque las rosas sólo dan perfume
cuando sus pétalos están lozanos.
Si me callo me quemo…
Si me callo me quemo…
estoy tan amarrado a ti
como la libre abeja amarrada a su colmena,
tan libre como cáliz que sin su polen muere.
Oh, maga de mi carne y de mis ilusiones,
Oh, maga de mi carne y de mis ilusiones,
encantadora de la sierpe de mi anhelo,
haz sobre mi tus sortilegios místicos
mientras el agua nos canta.
Remueve el caldero de mi pecho loco
y escancia sobre mi tus senos tempranos,
que son para mí el elixir más vivo
y el mosto de mi existencia,
y beberé el vino de su viña que me fermenta las entrañas
hasta quedar transido en tembloroso goce.
Dame el brebaje de anís de tus labios.
Dame el brebaje de anís de tus labios.
Dame la sidra de tus pomas
curadas al sol de tu juventud
corramos descalzos por el prado de las caricias,
por una cama de pétalos
antes de levitar a las altas copas del placer,
arrástrame contigo donde temo que no llego
y sembraremos nuestra dicha en halos de estrellas.
Alcancemos nuestra luna con juguetonas escalas
para bañar nuestros pies en las ondas de su aro de plata.
Te amo con amor de noche y día,
Te amo con amor de noche y día,
que será eterno y pudo haber cambiado,
pero bebió en tus lirios y tuvo que durar eternamente.
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