COMO UN FUEGO

Era - Mirror.mp3



Déjame pacer pos tus mejillas

junto al caballo negro de tus ojos,

y que, peregrino a las fuentes de tu pelo

sean pulsados los míos prisioneros.
Enciende la piedra de tu fuente luna

plata de la noche

enhebrada en el oro de tus bucles,

ámbar hilado que en ti enraíza.

Y no tapen mi boca las palabras indecisas

cuando bendigo las sementeras de tu frente,

que en esa selva de la anatomía de un ángel

son la flama de mujer que me transporta al cielo.

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Se sacude la cabeza,

y el cabello como un fuego se le va,

mimo al viento… fantasma bendito en el aire…

su cabeza es antorcha ígnea

en la que el viento juega entre sus llamas.
La jaula de marfil abre las puertas del ave de oro,

una verdad ardiendo tamizada,

un tronar silencioso de chispas y de notas;

porque su pelo es como una melodía,

una vida que intenta estallar.

Sus cabellos son humo de oro ondulado

con guiños de cristal.

Caracol de pulido bronce,

Miel ígnea de leves jacintos,

y arco iris de dulzuras esenciales.

Sus cabellos son tempestad de seda.

Marea de luz ardiente y pura,

Cascada generosa recogida

en lazo avaro luego generoso.

Su cabello es océano de fuego

que aprisiona auroras.

La senda de las aves camino al paraíso

emigra por su cuello.

Ye he descorrido el velo que me oculta,

ya me ruge su sol con su furia de cielo;

porque estando en mi centro

su cabellera larga de ángel me vadea a la gloria

mientras sigo comulgándome el sacramento de su vida.