de este fruto bendito de tu árbol…
ya que he recorrido
mi trayecto tan largo de parábolas.
Y yo que me miro tanto en ella,
mi trayecto tan largo de parábolas.
Y yo que me miro tanto en ella,
y ella que es espejo de mi cuerpo.
Cuento las hojas rubias de mi otoño,
Cuento las hojas rubias de mi otoño,
mi última nevada de oro fuego
con que soy despertado en tu mirada,
la llevas tras de ticomo cola de novia
bordada en rubios oros.
¡Oh, tú tan elegante!
¡Oh, tú tan elegante!
Con la cabeza alta, el pecho al aire,
desafiando al entramado bosque
(murmullo de este mundo),
bañado el rostro en hilos de tu sol
como una hermosa Venus
indiferente al índice acusante.
Sé que al otro lado de mi pared
Sé que al otro lado de mi pared
quedan rosas y espinos…
de este lado me afano inútilmente
tapiando su dintel
donde inútiles años ríen sus vergüenzas.
¡Si!, aquí estoy plantado en esta bruma
¡Si!, aquí estoy plantado en esta bruma
depredando en ella el largo tiempo
adorando las noches
que beben las sombras de nuestros cuerpos.
Y yo que me miro tanto en ella,
Y yo que me miro tanto en ella,
y ella que es espejo de mi cuerpo.
Siento la sangre muerta sin su boca,
Siento la sangre muerta sin su boca,
mis dientes son ceniza sin sus hombros,
mis yemas son de piedra sin sus senos,
mi sexo es inútil
sin su orgasmo de flores.
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