domingo, 29 de noviembre de 2009

LA VASIJA DE MI CUERPO


LA VASIJA DE MI CUERPO

Esta vasija mía y su carcoma,
en mi noche se hacen negro abismo,
no es que no esté, no falto de mi mismo
con mi angustia y su máscara que asoma.

Tu deseada alma ahora toma
la forma de este vaso, mecanismo
que aligeró la marcha al exorcismo
de ser el condenado de tu poma.

Y eres Eva, serpiente que me anida
con su grave pecado consentido
fingiéndome ser crótalo sin vida.

Y no tengo sosiego ni una hora,
tan sólo aguardo estoico ser mordido
aunque quede partido y sin aurora.

Pepe Martín

viernes, 27 de noviembre de 2009

ENCIÉNDEME LA BOCA

ENCIÉNDEME LA BOCA

Escupiendo los ojos de las aves
la serpiente envenena sus miradas,
quedando de este modo desarmadas
con unas consecuencias arto graves.

Sólo te pido, amor, que mi ojo laves,
aunque tengas mis ansias anilladas,
y no dejes mis luces ahogadas
aunque carne y alma tú me trabes.

Lo cierto es que tu cuerpo me devora,
tu pasión me enajena en su delirio
y no sé si esto es mi infierno o es mi hora.

Aunque mane mi sangre color tirio
y ennegrezca mi piel como la mora,
¡enciéndeme la boca como un cirio!

Pepe Martín

LA ROSA DE LA VIDA


LA ROSA DE LA VIDA
Sonetos encadenados.

Venimos de la rosa maniatada,
pretéritos de vida encarcelados
por un crespón de seda inevitada,
al hecho de la muerte encadenados.

Venimos de la noche y de la nada,
por las sombras del mundo modelados,
rojo polvo, materia encenizada,
rosales en flor, luego triturados.

De una voluntad o Dios caída,
la mediación del coito hace el resto,
el fuego toma forma en su venida.

La herencia de mil sangres juega presto,
la arteria reza muerte y canta vida,
brota así lo grandioso y lo modesto.

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Qué luna sin establos, qué desnudos,
piel caliente que Adán anda buscando,
qué puñales se andan conectando,
qué expresiones no dichas se hacen nudos.

El misterio de vida deja mudas
las verdades que el hombre anda escardando
en su esfuerzo de insecto, malgastando
su panel de abejas de mil dudas.

Qué promesa de azúcar en la rosa,
qué esfuerzo de siervo por su amo,
qué cortina de dudas dolorosa.

Qué afición de hurón a su reclamo,
qué de dioses buscados en la prosa,
qué aprendiz de muerto y bien me lamo.

Pepe Martín

viernes, 20 de noviembre de 2009

YO YA NO SOY


YO YA NO SOY

Donde falta tu boca se desploma
el engreído piano de mí mismo,
trémulo es el llanto de mi abismo
si mi nota de amor a ti no asoma.

Pinta picas la sábana si toma
tu contundente cuerpo, en el mutismo
que hace que reniegue del guarismo
al que faltan mil signos en mi idioma.

El silencio oculto de mi frente
sacudirá violento al bien dormido
y brotará del alma como fuente.

Yo ya no soy, ni estoy donde conviene,
tengo el cerebro plenamente ido
por este amor que guardo, y que me tiene.

Pepe Martín

jueves, 19 de noviembre de 2009

BAILANDO ENTRE AZUCENAS


BAILANDO ENTRE AZUCENAS

Tengo un bosque de versos disecados
que me piden que los cante,
y en un antiguo museo de muerte
que fue circo de alacranes.

Tengo un índice enfrente de mi boca
que no me impide que hable,
corazón artillero con recámara
que dispara blancas aves.

Tengo una estantería de recuerdos
que me piden que te ame,
y una Venus que da consejos vivos
para que vaya a raptarte.

Un estuche de besos no nacidos
de antes de ser tu amante,
y tus ojos clavados en mi espejo
con tendencias a abrasarme.

Tengo un gajo de luna que se mece
y me cuenta tus beldades,
y un candelabro puro de escarcha
con bujías de ansiedades.

Te quiero y te querré siempre, te quiero,
en nuestra noche de baile
y entre las nubes rojas de un crepúsculo
somnolente de la tarde.

Por las nevadas tubas de azucenas
que endulzaron nuestro aire,
por la dorada alcoba de la aurora
que ha quebrado nuestros talles.

Pepe Martín

martes, 17 de noviembre de 2009

MUJER, PALABRA MORENA


MUJER, PALABRA MORENA

Me dije: ¡voy a olvidarla!
con la palabra del noble,
pero estaba su recuerdo
hincado en mí como roble.

Aquel que crea que escapa,
cosas de amor no conoce,
porque me muevo y me sigues
como brisa de la noche.

Por eso te digo. Amor,
dame un tormento, escoge,
pero vuélveme a entregar
lo que me diste ayer-noche.

Instinto hecho pantera
que me depreda por hombre,
que cuando abraza da vida,
y cuando amarga la rompe.

Que me faltan las palabras
si he sufrido tu recorte,
cuánta torpeza en la lengua,
cuánta muerte de redoble.

Silencio que habla en los ojos
y balbucir de colores,
diosa rotunda en la carne
que me causa mil sudores.

Mujer, palabra morena,
mi terciopelo y mi adobe,
crema del café más vivo,
hierro firme de mis goznes.

Persistente agua de dicha
que fuego en mi sangre pone,
imán para mis instintos
que hace que me rebrote.

Haz hueco en tu noche oscura
donde el corazón otorgue,
que este querer de agonía
se me clava como estoque.

Redes de luna nos fundan,
mi pasión y tu desboque,
que es justo que yo aquí muera
con tu boca como broche.

Pepe Martín

domingo, 15 de noviembre de 2009

APARECISTE A LAS SIETE Y DIEZ


APARECISTE A LAS SIETE Y DIEZ

El reloj ha galopado a su ritmo,
pero a las seis se ha encabritado
y se ha quedado en coma,
odio ese círculo segmentado
que me poda la vehemencia.
¿Cuándo llegará la hora
de volver a verte?,
esta tarde ha hecho ganchillo conmigo el minutero
mientras el ordenador me tenía secuestrado.

Como soy competente
me he equivocado según las reglas,
un ”>” y un “<” se fueron a tomar fresco,
cuatro “as” se han cambiado a “ese” con su pluma,
el cuello inclinado,
casi se me ha roto,
por saltar el dique del cuello planchado,
el papel se me ha tornado ley y circunstancia,
he vestido las palabras de chaqué,
pero no han doblado el espinazo,
el duelo entre lo no hablado y lo si escrito
no encontraba su retórica.
Te secuestraron mis palabras
y se produjo un conflicto de intereses,
mi visión dio volumen a tu imagen de papel
y comencé a hablar solo.
Resonó a mi derecha el timbre de un:
¿Qué hablas?
que me descabalgó de ausente,
y maldije la mesa,
el teléfono cacatúa,
el sillón columpio,
el boli sin munición,
las rodillas dolientes,
las bromas del compañero
y el sarcasmo de la secretaria sexi.
Cuanto más se eleva un hombre,
más bajo les parece a los que no saben volar.
¡Qué lastima de compromiso
a las siete no cumplido!
Me siento mortal por mis temores,
pero inmortal por mis deseos,
y mi mayor anhelo es estar contigo.
Debo haber besado tu aire
cuando se ha formado todo esto,
tal vez lloraba,
reía o me sentía desesperado
entre el humo del tabaco.
Cuando apareciste a las siete y diez,
me desataste la rueda de molino,
tu beso me ha apeado el pensamiento.
Pepe Martín

martes, 10 de noviembre de 2009

MI ENSUEÑO


Mi ensueño.

Fascinaste a la tumba
rociando sus violetas,
recogiendo sus satenes.

Abandoné la negrura sin flor ni fruto
y a la muerte compañera,
Abandoné el cascarón de mi encierro,
flojera en tres por cuatro de sonidos sordos.

Mi retorcido feto oscuro,
no podía ser hombre sin ser tu hombre,
pero como un río que avanza
aprestó sus fusiles
y rompió su crisálida
para salir a verte vestido de blanco.

Abandoné mi sepulcro
que se alzaba hasta la tercera muerte,
hasta la quinta puñeta
donde carecí del tiempo, del canto
y de la inspiración de las Musas,
amarrando mi cordón umbilical
para salir assunto de ese caos,
de ese claustro de putas,
de esa apatía por la vida,
del me arranco y no camino,
del whisky y la jarana loca,
del sin doy y yo me abrigo,
del neón pestañeando en la ruleta,
del sol suda a media hasta,
del sin paso y el no tengo
para dar mis zancadas de luz
por ese todo que me pide volver
donde poder tenerte.

Dejé el infierno de tu ausencia
de terciopelo duro
y constelaciones temblorosas
de apocalípticos mundos,
de falseadas visiones
de teatros sin actores,
de mesas sin hambre,
del tabaco y sus serpientes,
de caderas elocuentes,
de charcos de arco iris,
del aspiro y no respiro,
y semáforos locos.

Pero contaba contigo
en mi ola de incertidumbres,
cuando era todo duelo fluido
y acorazado de hielo,
cuando era el sujeto pensante
del la miro y no me ve,
del quien soy y no la tengo,
del no vivo si la pierdo,
del quisiera y no se da,
del romperme y no me cose,
del naufragio sin islote,
y de la muerte sin retorno.

¡Gracias a Dios
mi ensueño ha despertado
antes que yo!

Pepe Martín

miércoles, 4 de noviembre de 2009

SIN CHICHA NI LIMONÁ

SIN CHICHA NI LIMONÁ

Todos los frutos maduran,
son mieles del paladar,
pero algunos son cicuta
que sirven para amargar.
Ni me dejas que me queme,
ni me dejas enfriar,
cáliz en flor que no entregas
ni chicha ni limoná.

Y llegas exuberante
como espiga en el trigal,
esquiva y pidiendo guerra,
sin dar ni dejar de dar,
tu freno prieto en mi boca
no me deja cabalgar
sin que sangren mis ijares,
sin chicha ni limoná.

Y me desgarra no verte,
y el verte me hace temblar,
tengo urgencia por besarte
y dolor cuando no estás,
pero tus pares y nones
me joden a voluntad,
mientras me seco a tu sombra
sin chicha ni limoná.

Tu primavera y mi otoño
no se llegan a cuajar,
y como no eres mi barca
mi guitarra echo a remar
ahogándome en su espuma,
quemándome en su arenal,
recogiendo caracolas
sin chicha ni limoná.

Con mis manos y sus venas,
como cuerda de abordar,
deja que a tu cuello amargo
me pueda siempre colgar,
no me arrincones el alma,
que aunque no sabe llorar,
sí que se muere en tu hambre
sin chicha ni limoná.

Dame un cuchillo de luna
que me sepa asesinar,
y que tu amor como un ángel
me sepa resucitar,
que me hiera, que me sane,
que me ponga a cavilar,
rompe el dolor de esta sangre
sin chicha ni limoná.

Pepe Martín