domingo, 31 de mayo de 2009

VENDA DE NOSTALGIA


VENDA DE NOSTALGIA

Cuando no estás conmigo,
estás en mí,
porque a ciegas te persigo
como antena de insecto
para que incendies mis alas,
para quedar en ti muerto.

Soy como un topo que hurga en tus raíces
porque mis manos se saben tus pretéritos.

Una venda de distancia precinta mis ojos
pero mi deseo articula mis dedos
para modelar lentamente
tu carne extendida por mi cuerpo.

Y entonces mi ceguera no es tal
sino, más bien, puro sentimiento,
y sé de tu cuerpo palpitante,
del temblor de tus labios
y de tus senos despiertos,
de tus mejillas encendidas.
Y sé de la lluvia por tu pelo,
del relámpago de tus ojos
y de la llama de tu aliento.
Y sé del precinto de mi alma
que es tu imagen del espejo.
Y sé que te estiras de pasión
como una gata en celo.
Y sé de tu pecado que es mi gloria,
mi gloria y mi contento.

Hacia ti siempre,
vacilante pero cierto,
abalado por los cómplices del tacto
que son mis manos y mis dedos.

Hacia ti sin horarios de tren,
siempre en el kilómetro cero,
sin asunto depresivo,
sin echar en falta el alimento,
porque siento el jugo de tus frutos
por mis venas y mis huesos.

Una pasión de cama en primavera,
una pasión de recuerdos,
donde te siento, te palpo
y te contemplo,
porque eres una conmigo,
conmigo aunque esté ciego
con una venda de nostalgias
y tu aire sobre mi ensueño.

Pepe Martín

jueves, 28 de mayo de 2009

EXTRAPERLO


EXTRAPERLO.

El eco,
el eco los remató
cuando cayeron al río.

Tocó la guitarra a muerto
tras un cantar quebradizo:
“No preguntéis al gitano
porqué trocha los caminos,
porque oculta su “extraperlo”
sobre los mulos cansinos”.

Por el sombrío barranco
corre un rojo vestigio,
diez estallidos de plomo
los dejaron en el sitio,
y el eco los remató
cuando cayeron al río.

Los tricornios apostados
dijeron a voz en grito:
¡Alto va!,
¡alto digo!
pero el mal fario engañoso
puso un tapón en su oído.

Voces de ojo por ojo,
sombras de risco y olivo,
alforjas desparramadas,
noche asustada de tiros,
camisas con “floripones”
fuentes de sangrante líquido.

Que iban verdes de agua
y verdes de luna y río,
con esclavina de sangre
sobre su cuerpo tan frío,
las venas desocupadas,
el rostro, de muerte, lívido,
como claveles quebrados,
como pinceles caídos
que el eco fue rematando
cuando cayeron al río.

Con diez glorietas de humo
que torneó el duro frío
en balaustres de luna,
se coronó el desafío.

Ay, de las infantes bocas,
bocas de labios torcidos,
de mocos deshilvanados
y de ojos estreñidos.

Ay, de los tres gitanos
herederos de caminos,
de felina pisada,
ce rostro sombrío,
de plateada navaja,
de rencor torcido.
que fue rematando el eco
cuando cayeron al río.

Pepe Martín

miércoles, 27 de mayo de 2009

ÁRBOL SEDIENTO


ÁRBOL SEDIENTO.

Yo te venero, árbol retorcido,
árbol retorcido, cíclico y sediento,
cántaro de la sangre mártir
esparcida por tu suelo,
a ti que debieras ser corinto
y blanco como sus huesos.

A tus ramas se asoman las almas cansadas
para llorar con el viento,
árbol fertilizado con pólvora
y apuntalado con hierro.

En ti venero el ADN.
segado por Marte y su viento,
y venero en tu angostura subterránea
el dolor de aquellos cuerpos
enterrados a tu sombra,
cobijados por tu cielo.

Y venero tu raíz soterrada,
pobre palma de mártires muertos
clavados en tus terrones
a fuego y plomo violento.

Y venero esa urdimbre
que mama su alimento,
a ti, pobre sudario de raíces
bandera noble del héroe anónimo muerto,
a ti que eres resurrección en primavera
y en el invierno sueño.

Cuando abrazo tu rugosa corteza,
cuando mi mano en tu chueca adentro,
percibo como un vibrar caliente
de aquel que está bajo tu suelo,
que se anuda febrilmente a mis zapatos
y con tus ramas me señala al cielo.

Cuantas lenguas parlantes
ocultas bajo tu suelo,
libertad gritan tus ramas
y mi corazón: recuerdos, recuerdos…

Pepe Martín.

DEJADLA SOÑAR

Negrita
DEJADLA SOÑAR

Dejadla soñar, dejadla
que la flor su aroma cante
mientras que la fuente al cielo
rubrica con sus volantes,

Agua parlante en el río,
el alba en su rostro ánade,
arco iris de las nubes,
hoja danzante en su aire,
la Niña suspira amor
y lazos donde enredarse.

Su boca exhala un suspiro
que revolotea el aire,
espíritu de puntillas
que da ondas al estanque,
no existe violín ni escala
donde no pueda posarse.

Repuja un tronco de plata
de anagramas y ansiedades
con dardos que ensartan savias
y recuerdos imborrables
para que los pula el agua
al paso de las edades.

¿Qué busca, que añora,
que encela la niña amante?

Colgar su manto de nieve
sobre su sueño galante,
Un pecho donde ceñirse,
corazón para injertarse,
Sobre una espalde de cobre
posar sus manos de jaspe.
Rojez para sus mejillas
y un beso donde quemarse.

Trino de ave su boca,
cuerpo de junco cimbreante,
no quiere cirros ni sombras
que sus suspiros empasten,
ni penas que canten flores
con espinas que desgarren,
ni el velo de un desengaño
que su alma pura remate,
ni el filo de la mentira
que sus ilusiones mate,
ni la mano de la muerte
que su hilo de amor desate,
ni el sufrir de la distancia
agrio de espera y desgaste,
ni penas de pozo oculto
sin amanecer de amante.

Amor, amor ave espina
que teje sus ansiedades
con el hilo de la araña
de un Ángel fiebre y diamante.


Pepe Martín

LA MUERTE SE DIO CITA

LA MUERTE SE DIO CITA

La muerte se dio cita en leve pecho
lidiada de un amor de sol y fuego.

¿Quien emerge del hueso malahentraña?

Linaje y donosura trae el mozo,
sangre y desventura para el toro.

¿Quién llora, quien se oculta entre la sombra?

Una vida de luto trae la niña
que, toro de amor, se hace ceniza.

Y es su corazón como una luna
que un estoque de muerte consuma.

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-No me arrastres, amor, la indiferencia,
que la lengua de tu alma es mi querencia.

-Tu boca es mi engaño en remolino,
y envuelta en su púrpura te sigo.

-Y tiemblo de, tal vez, no encontrar nada
que es peor que encontrarme con tu espada.

-Que prefiero la muerte de tu boca
a esta locura que sin ti me ahoga.

-Mi amor y escarapela, amor de muerte,
y la marca y señal de quien me pierde.

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¡Su hilo tirante rompió el cuchillo,
le clavó su ventana un amor frío!

Herida cera la cara dolida.

Creció ella de pura vehemencia
cegada en una venda de imprudencia.

Se encontró la amapola con su ruina,
el lujo de la lengua y la embestida.

Orilla muda sus labios sin habla.

Se retuerce el cuerpo en sentimientos
anunciando un futuro de lamentos.

La marca de su sangre nos conmueve
como herida de toro que se llueve.
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Aunque… mirándolo bien, esto es así:
en sí, morir de amor es una suerte
que sólo se valora si se pierde…

Pepe Martín


AMANECES AN MÍ

AMANECES EN MÍ

Amaneces en mí con inicios de hoguera,
marea de fuego que quiebra mis alientos.
Mi cuerpo se moldea a tu alarido,
salmo que abre las puertas de la tierra,
grito que es farol en las esquinas de mi lecho
y parto de dichas moribundas.

Hijo de tu alba y paciente de tus noches,
con luces y sombras me haces tu cautivo.
Y en mi agónico parto con el amor acuestas,
haces de mi la araña que luce en mis tristezas.

No, no puedes detener la miel entre tus labios,
por eso tu sonrisa me quema y embriaga.
Si mis huesos fueran hijos de la fragua
marcarían a fuego los terneros de tu vida.

Pepe Martín


CARTA

CARTA

Tu entornada majestad mueve mi pluma
y la penumbra de tu cuerpo me enloquece.
Y siento que estás pero no estás.
Y digo Corazón y pare mi aliento,
que de sobrado amor casi se ahoga.

Amor, por quien yo gozo esta armonía interminable,
mi límite de lirio y calentura,
arquitectura del nardo alzada en mi alma,
intocable violeta de piel de manzana.

Mírame anclado en el círculo mágico de tu cuerpo,
acristalado en el espejo de un recuerdo,
escuchando el aliento de tu nombre por mis labios,
por los que pasas como rastrojo, lengua, llama,
y ceniza de tu viento.

Mírame laceado de una curva de tu cuerpo,
cautivo de un suspiro amortajado y
abierto por la espada de un sollozo,
mírame penitente del fuego de hojas rubias de mi otoño,
del templo de mis venas donde te adoro sangre adentro.

Mírame renovado en tu sangre, cancela de mi muerte,
tu sangre que es rocío encendido en guirnaldas de candelitas,
luces que adornan la feria de tu cuerpo,
sarmiento de primavera limitado por el cielo.

Cuándo seré redimido por tu vista,
por tus párpados, monasterios de la oliva,
por el blanco jazmín alzado sobre tus ojos.

Te quiero con dedicación plena,
y son mis cómplices el tiempo y la añoranza.

Pepe Martín

sábado, 23 de mayo de 2009

A EDUARDO QUIJANO

*
Cada tarde se muere un poeta,
cuando la mar da asiento a sus gaviotas,
cuando el sol le place hacer sus guiños.
*
Compañero, el paso del tiempo
y un corazón demasiado sensible
derribaron las suaves
murallas de tu vida.
*
Ahora en mi corazón no queda
nada mas que la brizna
del canto de tu alondra,
todavía encendidos de rocío
pestañean tus lirios,
y el fuego alargado de tu memoria
calienta la razón de mi cabeza.
*
Te has ido aventado
por la labriega muerte
avarienta de cenizas y de hoyos.
*
Ya tienes una tumba en el aire
para acoger tu esencia.
Ya estás a la sombra
del serrano tomillo
y el silvestre romero.
Como el resto de un rastrojo ardido
estás cubriendo al monte,
tú, indefinido en el horizonte,
átomo en la tierra
y lejía en las raíces.
*
Ya una lengua de oro
se te comió el cuerpo
y una hoz de plata te segó la vida.
Quisiera anidar por tus entornos
para que el viento helado
me agrisara en cenizas,
duelo desesperado
de camisa rasgada.
*
Una mano pelada
te ha cerrado la boca.
Una boca sin dientes
te aspiró el aliento.
Cuánta ansia de vida amordazada,
cuánta luz de la idea diluida,
cuánta cadena de amistad se ha roto.
*
Cómo añoro tu mirada honorable,
tu escudo de experiencia, fiel amigo,
el leve aleteo de tu palabra
que engendra en el prado amanecido
de mi oído y tu lluvia en mi alma,
ahora nieve cuajada en tu ausencia.
*
Alzo en mi mano el cáliz
de mi melancolía
por recoger ansioso
margaritas del cielo
que ahora son ojos de la noche
titilar de tus sueños.
Tu eco las anima
en ráfagas fugaces
de engarzados deseos,
los de volver a verte
desde el tambaleante
andamio de mis años.
*
Ruedan por mi pecho un clamor de perros
y gemidos recordando el violeta
de tu mano desde donde se extiende
la estatua de tu frío,
y aborrezco el cuchillo
que vino a interrumpir nuestro diálogo.
Quiero descubrir
tu apretón de manos,
y la consoladora
sombra que da tu brazo
sobre el triste hombro en el consejo.
*
Ya ves que sigo siendo simplemente
la leve sombra triste de un poeta
que no puede limpiar la cicatriz
que fue tan dolida por tu ausencia,
compañero poeta y buen amigo.
*

ME SIENTO ANTE TI

*
Me siento ante ti
como una cruz sola en el llano
aguardando tu marea
que me lama los clavos.
*
Te huelen y ven mis ojos,
capullo fragante de juventud
por el ramaje abierto de tu sangre nueva,
por donde la idea voluptuosa
mariposea.
*
Eres mi sagrada piedra
esbelta y desnuda como una diosa,
limpia y pura de las herraduras de otros,
abierta para plantar los juncos de mis manos,
pulida para caerme en ti
como bálsamo por tu débil talle.
*
Pétalo tibio de mi cama
y ungüento de mis sueños,
violeta que se abrió en mis inviernos
presagiando primaveras.
*
Ver tu cuerpo es
despertar el enjambre de mis ansias,
como una ola del mar febril que besa tu rostro
sin apagar la luz de tus mejillas.
*
Tus senos de dunas y sosiego
disimulan mi senta y mi trasiego.
*
Mi verso es como una herida
por la que mana la fuente de tu vida
con una sed rabiosa
que solicita apague el sentimiento.
Heridas, rosas de la vieja cadena
que me ataban a tu amor aún libre,
a tu amor aún incierto,
cuando mi pecho estaba aún oscuro
y angustiado.
*

viernes, 22 de mayo de 2009

FRIO Y CALIENTE

*
Lamentos de hueso a hueso,
y muerte de hermano a hermano,
la huesa severa y triste
ya se entrega a su holocausto.
*
Caliente, caliente,
como bofetada hiriente.
Frío, frío,
como el derecho de un niño.
*
Pasos de dolor y hambre
por los caminos penados,
savia negra de ríces
en pies de cepa enredados,
corren muerte con horror
que del hambre son hermanos,
y la pared se hizo grito,
y arrollo de sangre el campo.
*
La tierra, madre doliente,
sufrió galopes odiados,
mano de infante y viuda
arañan cielo olvidado,
se escondieron las estrellas
con su farol apagado,
mientras la hoja mecida
se cayó de fuego amargo
tan pesada como un mundo
degollado de su árbol.
*
Caliente, caliente,
como himno del valiente.
Frío, frío,
como los hijos perdidos.
*
Proscrita fue la palabra,
sentenciado el verso hablado,
no volarás boca hambrienta
sobre un viento cabalgado,
no clamarás tus verdades
valientes en su naufragio,
oh, campo desierto y mudo
quien ha bajdo tus brazos,
tu corazón a cuchillo
y tu amanecer sangrando.
*
Los roídos de culebras
levantan presto su mano,
y el tacón hace estallido
el lustre de los zapatos.
El camión carga al hombre
que ha de ser fusilado,
no hay pala ni miserere
al incrédulo finado.
*
Muerte que comes cigüeñas,
vientre de madre oxidado,
campana de hondo lamento
y dolor agonizado,
hija de un aire de pólvora
y pechos asesinados,
no deslices tu guadaña
como ala negra de un grajo.
*
Caliente, caliente,
como rabia de la gente.
Frío, frío,
como traición del amigo.
*
Un jaco llamado guerra
lleva el fuego entre sus cascos,
su vista seca las almas
sin un mirar retornado.
Noche oscura de raíces
y lomos pisoteados,
la calle abre su vientre
a los niños desauciados.
*
Qué ciudad de pesadilla,
qué de dormir angustiado,
los bloques se hacen prisiones
con los techos escombrados,
llueve el Apocalipsis
al turbio edor del diablo,
no queda nido de lágrima
porque el miedo lo ha secado.
*
Caliente, caliente,
como la bala en la frente.
Frío, frío,
como el muerto por el río.
*
-----

TE ARRANCARÉ EL DESEO

*
¡Sí! Hasta hacer que pierdas el sentido,
la ecuánime cordura de tu orientación.
con impulso furioso
rodaré por tu lecho,
desbordando tus ríos,
elevando tus olas,
incendiando tus campos,
lloviéndome en tus ojos.
*
Porque voy a cocerme en el placer
de gemir las caricias
de esta pasión que se hace turbulenta.
*
Con dentelladas fieras de desnudo,
con dentelladas fieras sin pudor
te arrancaré el deseo
entre hombros y cuello,
en un trueque de tu ociosidad turbia
de balbucir sonoro.
*
Con esta boca, vientre de mis versos,
que ya ha tragado angustias
y espinas de las faltas
de este amor rescoldado a fuego lento
tendido por mi espalda.
*
Cuando te haya bebido
me iré peregrinando
por tu tierra adentro
y te daré el arrastre de mis labios
y el calor de mi sangre echa pétalo
con estruendo de agua echa trueno,
y en ti me vestiré de ese gran lujo
que me vista de guapo por entero.
*

COPLILLAS




El aire se va cantando
desde tu puerta,
viento de esquinas blancas
cómo la llevas,
cargado va con tu aroma
de hierbabuena.

Un cielo de canarios
árbol pajizo,
tus ramas son mil aves,
pájaro trino, e
n tu tronco hay recuerdos
que yo no olvido.

Como un trigal de oro
mi ojo se enciende,
tu rostro es un rey Midas
que me enriquece,
madurando los trigales
que en mi son verdes.

Es como un mar de sangre
tu lindo campo,
y son las sillitas verdes
de sus andamios
donde reina la amapola
de tus dos labios.

El viento aplaude en los álamos
la flor de orillas,
y en los juncos rabilargos
se hace sortijas,
en aguas de los meandros
juega mi niña.

Si me baño en tu fuente
tu agua añejo,
si me baño en tu aliento
joven me siento,
y si lo hago en tus ojos
cómo me quemo.

Con su cuchilla al hombro
va el desamor,
torvo y barriendo dichas,
¡válgame Dios!
va aventando la vida
del corazón.

Se blanquean mis huesos
con cal de piedra,
y blanquea el rojo barro
mi calavera,
mas sólo si voy a verte
mi amor verdea.

A la barca veliblanca
de mis ideas,
la enredará el rebalaje
de tu marea,
no faltarán caracolas
que nos entiendan.


Como suspiro de plata
rayo de luna,
surtidores de estrellas
el cielo abunda,
mi niña se baña en ellas,
como ninguna.

PÁJARO LEVE

*
Tu luna deja un camino abandonado en el viento,
escamas, plumon y plata por donde soy peregrino.
Plumas, plumas y alas para mí tan livianas como el aire,
que quiero sobrevolar por las glorias de su cuerpo.
*
No quiero redes ni plomos que puedan de ti apartarme,
ni arco iris engañosos, ni espectros por los vidrios,
quiero los cúmulos de tus pechos por los meandros del éter.
*
Apartad techos y paredes para que pueda escaparme,
que vengo templado de deseos, que tengo hambre de libertades
por donde poder volas como cresta de una llama
que se consuma ante mi amor.
*
Y volaré hasta quemerme la sangre para acurrucarme con ella
en los acantilados del aire, para anidar en su pecho
como pichón que no quiere quedar huérfano sin su paloma.
*
Amor, amor meciente que me abrigas en tu regazo
y aleteas en mis palabras,
infúndeme el valor del pájaro nuevo para arrojarme en tus brazos.
*
Lejos de ti, mi sangre se coagula sin los élitros fugaces de la dicha,
sin azul donde elevarse, sin aire donde donde extenderse.
*
Amor, amor que levita en el aliento de mis emociones,
como el pájaro leve, como el ave imantada.
*
Y volará a tu horizonte iluminado de deseos,
mi ser ardiente y emotivo,
para envolverte en mis alas convulso de amor por ti.
*
Que si se extiende la noche de tu ausencia pernocto entre mis alas
falto de tu mirada, fugitivo del aire y sin estrella.
*
Pero abriré los ojos sin el vértigo de tu ausencia dolorosa
sobre mares y tierras anidando en tu cielo,
porque tú eres mi destino y sin ti nada es imborrable.
*
Sólo le pido a Dios que no me tire plumas, sombras de olvido y desplome,
que me deje el pie en tu cielo como gajo de luna enamorado.
*

SUR DE ALEGRES TRISTEZAS




Sur de alegres tristezas,
sur de zafiro y campana,
sur de amores vehementes
y llantos de la guitarra.

Llévame al sur
y téjeme un puente de ilusiones
que me acorten la distancia,
que reconcilien para siempre
su tierra con mi alma.

Sur de glorietas floridas
y de la flor del silencio
que canta melancolías
y se ríe de sus ecos.

Al sur de señoritos
que refrescan manzanilla
con huesos de jornalero.
Al sur de ciento ochenta grados
de espaldas curvadas de aceituneros.
Al sur de mar esquilmado
y de barcas en los puertos.
Al sur de blancas salinas
y de riñones muertos,
Al sur de dolor y alegría
como parto de madre cruento.

Por tus labios se vierte el lenguaje
con la sal de tu gracia,
el arabesco y el deje
son leche matinal de tus palabras.

Tú eres mi lejano pretérito
del cual nace mi arrebato,
tú mi apremiante vehemencia,
tú mi candela y adagio,
tú imán de mi mundo
por el que soy canto.

Tú pendes de la estrella de fuego
que aprieta nuestro nudo,
vida sobre la cual revolotean
los avatares del mundo.

Vísteme el cuerpo de romero
cuando sea olvidado,
y el tiritar de mi deseo
en frío hayas alterado,
porque soy uno contigo,
porque soy tu hijo amado.

Sur de alegres tristezas,
sur de zafiro y campana,
sur de amores vehementes
y llantos de la guitarra.

UN HOMBRE






UN HOMBRE

a Miguel Hernández.


Un HOMBRE

despegado de las cosas de este mundo,

sin provisiones ni mochila.

Una foto de diario en la basuray

una celda en la frente abanderada.

Una pluma en su mano como arma

y una idea atómica en su mente.


Un HOMBRE

hace su camino a su modo

aunque la tierra le quema,

pero jamás aparta a un lado su corazón achicharrado,

porque sus pies obreros

siguen poniendo los puntos sobre las íes

aunque reviente en su presidio.


Un HOMBRE

tiembla ante su acaso imprevisto que el ánimo conmueve.

Tras el grave gozo patrio de apuntalada euforia

se arropa la conciencia libre.

Pero ya culebrea el verdugo

su escarnio bajo su concha de caracol

con su baba de risas.


Un HOMBRE

se arruga en su sótano de pesadilla

masticando su sangre y su enfermedad,

dejando la luz para las ventanas

como ocurre en los países en guerra.


Un HOMBRE

ve una sombra de arena escurrida por su mano,

es el soplo de su fantasma pueblo,

soledad de espacio cerrado y maniatada libertad,

mujeres ultrajadas,

hijos descarnados de su gente

vaho de un cielo congelado,

cadenas de amor en espiral

y orgullo del padre cargado de desesperación

en la mochila exhausta.


Un HOMBRE

ve que la noche de la calle

traiciona al patriota,

aviva el paso de la injusticia

mendigando por las puertas algún que otro inocente

para el traidor desquite.


Un HOMBRE

hace que la celda se quede estrecha

para un dolor tan grande

y una patria tan chica,

orgullosa sin su paz,

bombardeada de bofetadas

y terrores de abismo

sobre el pueblo cuadriculado de barrotes

y tumbas anónimas.


Pepe Martín