miércoles, 30 de diciembre de 2009

LARGO, CALIENTE Y CON AZÚCAR


LARGO, CALIENTE Y CON AZÚCAR.


Recuerdo aquella barra caprichosa

con reflejos informales de neón.

Quebramos nuestra imagen en el asiento

y tomamos un largo, sólo y sin azúcar.

El aroma y los vapores palpitantes de Colombia,

la cafeína puso alocuciones en la lengua

alargando nuestro encuentro fortuito.


El ave de tu mano se incendió con un rubio,

y no sé si fue su nube por tus ojos

que deshiló su cola por tus labios,

o que tu iris viajó a mi pasión

como un pájaro de augurio,

quien me hizo anhelar la fragancia de tu boca

a tierra virgen, a prados locos ya olvidados,

a raíces en la sangre, sortilegios de pasión,

alfileres voluntariosos secos y con hielo

quienes poco a poco nublaron mi razón.


Y de piedra me hice espuma,

y de sombra agua de géiser,

y de labio sangre hirviente.


Aquella primera vez fue la consigna:

¡como nunca y como siempre!

y regresábamos siempre allí a la busca de un desvelo

que nos calmara todo el amor que nos quedó

largo, caliente y con azúcar.


Pepe Martín.

domingo, 27 de diciembre de 2009

EL CANGREJO DE LOS CELOS


EL CANGREJO DE LOS CELOS


Me achuchaste con rabia al cangrejo de los celos

y quedó en mí el corazón en carne viva,

malherido de amor, coronado de espinas.


¿Quién lanceó al muñeco que de ti me ensalmó?

La muerte proyectó su sombra por mis barrotes.

y tu creencia estableció en mi demencias de vino.


¡Qué esfuerzo de ave hermosa por ser lobo

en el desgaste cruel de querer con exigencia!

Cuanta carne de muerto florecido ocultas,

tienes un guante de luna y otro de espinos,

cuchillo de demencia, paño de mis lágrimas,

ahora soy el hueco puro que por ti no vive,

peregrino, gimiente y sin norte por mis ojos.


Qué armario de puñales me escondió tu pecho,

qué almibarada muerte la que tu gesto guarda,

qué grande y qué perdido todo mi esfuerzo.


No pudo arrancar mi voluntad los escorpiones

de la piedra abultada que cubría tus celos.


Pepe Martín

miércoles, 23 de diciembre de 2009

AMADA


AMADA


Amada, nombre de aliento, rosa y uva,

bao de limones exprimidos

que refrescan mi boca encendida.


Qué palabra de menta,

qué violeta delicada.

qué lisonja en los oídos.


Qué distancia de aire hasta tu beso,

qué peregrinaje hasta tus labios,

qué navegar tus ojos nocturnos

hasta la naranja encendida de tu aurora,

hasta que tú y yo estamos juntos

desde la hebilla hasta los huesos,

juntos de ola, surco o enredadera.


Tu pecho es un pozo infinito

que atraviesa con su agua mi mundo

con lenguas de fuego azul,

donde bebe mi corazón calcinado.


Qué confluencia nos trajo a amarnos,

qué pedregal flanqueado hasta tu ombligo,

que jalón nos señaló la carne,

qué placer de ser tu y yo donde se quiera,

pero para siempre unidos.


Pepe Martín

lunes, 21 de diciembre de 2009


MUJER


Nombre de tierra y de árbol, de un abril que es primavera

bisagra de vida y muerte que nos viene por sentencia.


Nombre que amansa la guerra y apacigua lo demente,

razón lógica del mundo que de versos enloquece,

ara donde se apaga la ira para coronarse de iris,

vena de un fuego dormido con la magia de una Isis.


Nombre grito de victoria y augurio de santa madre,

que tiene sed de caricias, trepadora de la carne,

enredadera del alma, sol que inunda los ojos,

luna blanca de abrigo que mitiga los enojos.


Ave nevada en mi río, caracola de mis carnes,

que no me cubra la nieve la fiebre de tus cristales,

deja que entre en tu pecho hirviente de mis pasiones,

quémame en calor de hembra que quiero ser tus tizones.


Mujer, sustantivo de fuente y estatua santa de piedra,

me apoyo en tu hombro dulce con toda tu ascendencia,

de tu mano emprendo el vuelo como ave de cetrería,

anhelante de ese premio que me ha de alegrar la vida,

y me alzo de tu hombro y a tu hombro raudo vuelvo,

porque eres como un imán con polo opuesto en tu cuerpo.


Pepe Martín.

jueves, 17 de diciembre de 2009

ROSA DE AZUFRE

ROSA DE AZUFRE


Tengo una pasión fiera que me estalla en la boca

sin saber cómo ha sido, ni cuando ni donde,

sin problemas de orgullo me llora y no se esconde,

como flecha de fuego, como una malva loca.


Cómo no amarte si eres mi rosa de azufre,

un topacio que emerge del mismo rojo fuego,

tú eres su puerta, tú apremias su juego

mientras rujo en silencio y mi alma sufre.


Quisiera amarte leve, dominar mi ansiedad;

pero esa ley no es mía, ni tampoco es la tuya,

por nosotros no corre sangre que es de casulla,

y así pido a natura que me tenga piedad.


Te amo en el hervor que sueña en el relente,

que germina la tierra para luego ser brote,

sin que esa herida verde la pobre tierra note

cuando un amor de pétalos la corona realmente.


Te amo con la wija de mi deseo negro,

desde la oscuridad y el fondo de mi alma

o vena enfebrecida que me quita la calma

en cuyo cruel suplicio vivo y me alegro.


Y es que si tú observas, yo veo por tus ojos,

y es que si tú hablas, yo me vuelvo tu verso,

y es que si tú te mueves, yo soy tu universo,

y es que si tú te duermes, yo echo mis cerrojos.


Pepe Martín









sábado, 12 de diciembre de 2009

FETICHE DE UN TE QUIERO


FETICHE DE UN TE QUIERO.

Me subió la marea de la vida,
el líquido hirviente del deseo,
mis venas se abrieron como herida
que expone su amor en un museo.

Arrebatada y larga es la cogida
que pone a la pasión en ajetreo,
arrebatada, larga y abatida
se muere la pasión si es balbuceo.

Dejé mi voluntad desparramada
sobre cada fetiche de un te quiero
que, al final, no me condujo a nada.

Hoy me hiervo y me sangro en el caldero
donde negra coagula sazonada
una muerte empolvada en tu sendero.

Pepe Martín.

viernes, 11 de diciembre de 2009

RIMA


RIMA

No por medir el verso el alma pierda
¿Por qué medir su encanto al alma choca?
Le da rima la diosa que la toca,
ya que al cabo la cuerda es sólo cuerda.

Así, cuando la leve letra muerda
el ave de su música masoca
hecha clave en el cerco de la boca,
tal vez la nota diga en qué concuerda

con el llanto que alegra al pecho mío,
sin que medir amor se me haga frío,
porque ajustada a ritmo aún se quema.

Y es que la mano crea, pulsa y siente
lo que guardo de ritmo por mi frente
que en mi poema se hace danza y yema.

Pepe Martín.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

CELO


CELO.

Los canes de mi noche mi alma quiebran,
mi muerte está naciendo filo a filo,
con un celo de amor entre las cejas
estoy en esta jaula con mi aullido
de jauría famélica revuelta,
escasa de la carne que te pido.

Y esta voracidad que me domina,
esta sed tan ardiente de tu cuerpo,
este romper mi cuerpo en agonía,
esta sincera falta de tu aliento,
este buscarte torpe noche y día
en el rincón oscuro es un tormento.

Y este tropel de manos que te ansían,
este anhelar despierto lo que sueño,
este deambular de cofradía
buscando entre tus pechos mi alimento
con mis besos triturados, por la vía
de un buscarte a tientas sin encuentro.

Si al menos mi lamento consiguiera,
que no ardiera por dentro de este celo,
no sé yo, si tu amor no me doliera
lo mismito que un ascua del infierno.
Junto a mi cruz hoy tengo la blasfemia
de guardar un demonio en un te quiero.

Pepe Martín

viernes, 4 de diciembre de 2009

TU CUERPO ES MI ABRIL


TU CUERPO ES MI ABRIL

Tu cuerpo es mi abril, tu aire es fino,
toda tú eres luz intermitente,
un manto de cristal, vida latente
que alienta su euforia a mi camino.

El vaho de la vida, Brinca el trino
que fustiga y enerva alegremente
al celo esponjiforme, que urde y siente
un temblor en la sangre submarino.

Las rachas de pasión me hacen tanino
bajo tu beso tibio y transparente
cual chorro decantado de buen vino.

Y me absorbe tu onda ávidamente
quedando enajenado y sin tino
como electrón que sigue a su corriente.

Pepe Martín

miércoles, 2 de diciembre de 2009

AL ARTE


AL ARTE.

Nadie ha explicado con certeza al idioma del espíritu,
a este espíritu volcado en el aire,
en los ojos, en la materia.

El arte a veces es un mimo vivo en el gesto,
aleteado por las manos,
viajero del aliento,
Él afecta a los sentidos que son sus cómplices:
se crea, se vive, se siente, se ama,
conmueve, se aspira, se contempla.

Vive agazapado, desconcertado, buscándose, buscándonos.
bloqueado en las neuronas, en la materia y sus dudas,
prisionero entre las rejas de los ojos
y los timbres de las bocas,
presto a ser un sueño conmovido,
quizá listo para ser convaleciente
de un olvido privado entre los siglos.

Inmortal y perdurable,
es y no es,
y sólo existe en el corazón que le cobija,
en quien lo ha amado, llorado y sentido,
en aquel que recibe la mordida de un ente
que no muere aunque agonice.

Es algo que se contagia con la histeria de un milagro
calibrando al sensible de aquel que está aletargado.

Es imagen del viviente o su simple responso
que ve pasar los árboles y los pájaros
ignorando su sombra.

Perla de los museos,
candelabro de palacios,
eje de parques y auditorios,
escala del cielo,
duende de las cavernas camuflado entre milenios
que vieron la grandeza de su sangre,
sus aceites, sus ornatos y sus fuegos,
con su andamiaje de danzas, rezos y humos,
desaparecido como sin rostro en los oasis del tiempo
para brotar con sus mil caras como novilunios.

¡El arte es un lazo armónico
entre admiradores y creadores!,
él talla nuestra medida,
todos le tenemos en algún sitio,
estoy seguro,
es nuestro tesoro,
aunque sea muy al sur de nuestra alma,
aunque vague en nuestras mentes para ser inexpresado,
en nuestras mentes, donde navega preguntándose
dónde puede hacerse hijo del buen amor
y enemigo del odio,
sus fines más directos y comprometidos.

Pepe Martín

martes, 1 de diciembre de 2009

MI LENGUA


MI LENGUA


Mi lengua, sed de halago en celo hirviente,

hecha a lamer tu carne y mi ceniza,

lo mismo teje letras que organiza

los pecados que cuecen por mi mente.


Y busca su reposo inútilmente,

remueve sentimientos que desliza

por la sangre que tensa se le riza

en forma de expresión, la más vehemente.


Se sube a los labios de improviso,

saborea el recuerdo que contuvo

espigando el deseo al compromiso.


Y puesto en pie el polvo de mi vida,

suelta al toro del verso que retuvo

hiriendo a la razón con su cogida.


Pepe Martín.

domingo, 29 de noviembre de 2009

LA VASIJA DE MI CUERPO


LA VASIJA DE MI CUERPO

Esta vasija mía y su carcoma,
en mi noche se hacen negro abismo,
no es que no esté, no falto de mi mismo
con mi angustia y su máscara que asoma.

Tu deseada alma ahora toma
la forma de este vaso, mecanismo
que aligeró la marcha al exorcismo
de ser el condenado de tu poma.

Y eres Eva, serpiente que me anida
con su grave pecado consentido
fingiéndome ser crótalo sin vida.

Y no tengo sosiego ni una hora,
tan sólo aguardo estoico ser mordido
aunque quede partido y sin aurora.

Pepe Martín

viernes, 27 de noviembre de 2009

ENCIÉNDEME LA BOCA

ENCIÉNDEME LA BOCA

Escupiendo los ojos de las aves
la serpiente envenena sus miradas,
quedando de este modo desarmadas
con unas consecuencias arto graves.

Sólo te pido, amor, que mi ojo laves,
aunque tengas mis ansias anilladas,
y no dejes mis luces ahogadas
aunque carne y alma tú me trabes.

Lo cierto es que tu cuerpo me devora,
tu pasión me enajena en su delirio
y no sé si esto es mi infierno o es mi hora.

Aunque mane mi sangre color tirio
y ennegrezca mi piel como la mora,
¡enciéndeme la boca como un cirio!

Pepe Martín

LA ROSA DE LA VIDA


LA ROSA DE LA VIDA
Sonetos encadenados.

Venimos de la rosa maniatada,
pretéritos de vida encarcelados
por un crespón de seda inevitada,
al hecho de la muerte encadenados.

Venimos de la noche y de la nada,
por las sombras del mundo modelados,
rojo polvo, materia encenizada,
rosales en flor, luego triturados.

De una voluntad o Dios caída,
la mediación del coito hace el resto,
el fuego toma forma en su venida.

La herencia de mil sangres juega presto,
la arteria reza muerte y canta vida,
brota así lo grandioso y lo modesto.

***********

Qué luna sin establos, qué desnudos,
piel caliente que Adán anda buscando,
qué puñales se andan conectando,
qué expresiones no dichas se hacen nudos.

El misterio de vida deja mudas
las verdades que el hombre anda escardando
en su esfuerzo de insecto, malgastando
su panel de abejas de mil dudas.

Qué promesa de azúcar en la rosa,
qué esfuerzo de siervo por su amo,
qué cortina de dudas dolorosa.

Qué afición de hurón a su reclamo,
qué de dioses buscados en la prosa,
qué aprendiz de muerto y bien me lamo.

Pepe Martín

viernes, 20 de noviembre de 2009

YO YA NO SOY


YO YA NO SOY

Donde falta tu boca se desploma
el engreído piano de mí mismo,
trémulo es el llanto de mi abismo
si mi nota de amor a ti no asoma.

Pinta picas la sábana si toma
tu contundente cuerpo, en el mutismo
que hace que reniegue del guarismo
al que faltan mil signos en mi idioma.

El silencio oculto de mi frente
sacudirá violento al bien dormido
y brotará del alma como fuente.

Yo ya no soy, ni estoy donde conviene,
tengo el cerebro plenamente ido
por este amor que guardo, y que me tiene.

Pepe Martín

jueves, 19 de noviembre de 2009

BAILANDO ENTRE AZUCENAS


BAILANDO ENTRE AZUCENAS

Tengo un bosque de versos disecados
que me piden que los cante,
y en un antiguo museo de muerte
que fue circo de alacranes.

Tengo un índice enfrente de mi boca
que no me impide que hable,
corazón artillero con recámara
que dispara blancas aves.

Tengo una estantería de recuerdos
que me piden que te ame,
y una Venus que da consejos vivos
para que vaya a raptarte.

Un estuche de besos no nacidos
de antes de ser tu amante,
y tus ojos clavados en mi espejo
con tendencias a abrasarme.

Tengo un gajo de luna que se mece
y me cuenta tus beldades,
y un candelabro puro de escarcha
con bujías de ansiedades.

Te quiero y te querré siempre, te quiero,
en nuestra noche de baile
y entre las nubes rojas de un crepúsculo
somnolente de la tarde.

Por las nevadas tubas de azucenas
que endulzaron nuestro aire,
por la dorada alcoba de la aurora
que ha quebrado nuestros talles.

Pepe Martín

martes, 17 de noviembre de 2009

MUJER, PALABRA MORENA


MUJER, PALABRA MORENA

Me dije: ¡voy a olvidarla!
con la palabra del noble,
pero estaba su recuerdo
hincado en mí como roble.

Aquel que crea que escapa,
cosas de amor no conoce,
porque me muevo y me sigues
como brisa de la noche.

Por eso te digo. Amor,
dame un tormento, escoge,
pero vuélveme a entregar
lo que me diste ayer-noche.

Instinto hecho pantera
que me depreda por hombre,
que cuando abraza da vida,
y cuando amarga la rompe.

Que me faltan las palabras
si he sufrido tu recorte,
cuánta torpeza en la lengua,
cuánta muerte de redoble.

Silencio que habla en los ojos
y balbucir de colores,
diosa rotunda en la carne
que me causa mil sudores.

Mujer, palabra morena,
mi terciopelo y mi adobe,
crema del café más vivo,
hierro firme de mis goznes.

Persistente agua de dicha
que fuego en mi sangre pone,
imán para mis instintos
que hace que me rebrote.

Haz hueco en tu noche oscura
donde el corazón otorgue,
que este querer de agonía
se me clava como estoque.

Redes de luna nos fundan,
mi pasión y tu desboque,
que es justo que yo aquí muera
con tu boca como broche.

Pepe Martín

domingo, 15 de noviembre de 2009

APARECISTE A LAS SIETE Y DIEZ


APARECISTE A LAS SIETE Y DIEZ

El reloj ha galopado a su ritmo,
pero a las seis se ha encabritado
y se ha quedado en coma,
odio ese círculo segmentado
que me poda la vehemencia.
¿Cuándo llegará la hora
de volver a verte?,
esta tarde ha hecho ganchillo conmigo el minutero
mientras el ordenador me tenía secuestrado.

Como soy competente
me he equivocado según las reglas,
un ”>” y un “<” se fueron a tomar fresco,
cuatro “as” se han cambiado a “ese” con su pluma,
el cuello inclinado,
casi se me ha roto,
por saltar el dique del cuello planchado,
el papel se me ha tornado ley y circunstancia,
he vestido las palabras de chaqué,
pero no han doblado el espinazo,
el duelo entre lo no hablado y lo si escrito
no encontraba su retórica.
Te secuestraron mis palabras
y se produjo un conflicto de intereses,
mi visión dio volumen a tu imagen de papel
y comencé a hablar solo.
Resonó a mi derecha el timbre de un:
¿Qué hablas?
que me descabalgó de ausente,
y maldije la mesa,
el teléfono cacatúa,
el sillón columpio,
el boli sin munición,
las rodillas dolientes,
las bromas del compañero
y el sarcasmo de la secretaria sexi.
Cuanto más se eleva un hombre,
más bajo les parece a los que no saben volar.
¡Qué lastima de compromiso
a las siete no cumplido!
Me siento mortal por mis temores,
pero inmortal por mis deseos,
y mi mayor anhelo es estar contigo.
Debo haber besado tu aire
cuando se ha formado todo esto,
tal vez lloraba,
reía o me sentía desesperado
entre el humo del tabaco.
Cuando apareciste a las siete y diez,
me desataste la rueda de molino,
tu beso me ha apeado el pensamiento.
Pepe Martín

martes, 10 de noviembre de 2009

MI ENSUEÑO


Mi ensueño.

Fascinaste a la tumba
rociando sus violetas,
recogiendo sus satenes.

Abandoné la negrura sin flor ni fruto
y a la muerte compañera,
Abandoné el cascarón de mi encierro,
flojera en tres por cuatro de sonidos sordos.

Mi retorcido feto oscuro,
no podía ser hombre sin ser tu hombre,
pero como un río que avanza
aprestó sus fusiles
y rompió su crisálida
para salir a verte vestido de blanco.

Abandoné mi sepulcro
que se alzaba hasta la tercera muerte,
hasta la quinta puñeta
donde carecí del tiempo, del canto
y de la inspiración de las Musas,
amarrando mi cordón umbilical
para salir assunto de ese caos,
de ese claustro de putas,
de esa apatía por la vida,
del me arranco y no camino,
del whisky y la jarana loca,
del sin doy y yo me abrigo,
del neón pestañeando en la ruleta,
del sol suda a media hasta,
del sin paso y el no tengo
para dar mis zancadas de luz
por ese todo que me pide volver
donde poder tenerte.

Dejé el infierno de tu ausencia
de terciopelo duro
y constelaciones temblorosas
de apocalípticos mundos,
de falseadas visiones
de teatros sin actores,
de mesas sin hambre,
del tabaco y sus serpientes,
de caderas elocuentes,
de charcos de arco iris,
del aspiro y no respiro,
y semáforos locos.

Pero contaba contigo
en mi ola de incertidumbres,
cuando era todo duelo fluido
y acorazado de hielo,
cuando era el sujeto pensante
del la miro y no me ve,
del quien soy y no la tengo,
del no vivo si la pierdo,
del quisiera y no se da,
del romperme y no me cose,
del naufragio sin islote,
y de la muerte sin retorno.

¡Gracias a Dios
mi ensueño ha despertado
antes que yo!

Pepe Martín

miércoles, 4 de noviembre de 2009

SIN CHICHA NI LIMONÁ

SIN CHICHA NI LIMONÁ

Todos los frutos maduran,
son mieles del paladar,
pero algunos son cicuta
que sirven para amargar.
Ni me dejas que me queme,
ni me dejas enfriar,
cáliz en flor que no entregas
ni chicha ni limoná.

Y llegas exuberante
como espiga en el trigal,
esquiva y pidiendo guerra,
sin dar ni dejar de dar,
tu freno prieto en mi boca
no me deja cabalgar
sin que sangren mis ijares,
sin chicha ni limoná.

Y me desgarra no verte,
y el verte me hace temblar,
tengo urgencia por besarte
y dolor cuando no estás,
pero tus pares y nones
me joden a voluntad,
mientras me seco a tu sombra
sin chicha ni limoná.

Tu primavera y mi otoño
no se llegan a cuajar,
y como no eres mi barca
mi guitarra echo a remar
ahogándome en su espuma,
quemándome en su arenal,
recogiendo caracolas
sin chicha ni limoná.

Con mis manos y sus venas,
como cuerda de abordar,
deja que a tu cuello amargo
me pueda siempre colgar,
no me arrincones el alma,
que aunque no sabe llorar,
sí que se muere en tu hambre
sin chicha ni limoná.

Dame un cuchillo de luna
que me sepa asesinar,
y que tu amor como un ángel
me sepa resucitar,
que me hiera, que me sane,
que me ponga a cavilar,
rompe el dolor de esta sangre
sin chicha ni limoná.

Pepe Martín

viernes, 30 de octubre de 2009

MIS SUEÑOS



MIS SUEÑOS

Empuño tus sueños,
hierro viejo de mi vida,
y me los institucionalizo en el alma,
y, como es de rigor,
ya los tengo homologados.

Tus sueños,
que me imponen la costumbre
de adornar mi noche nómada
de cama extraña y cuatro ruedas,
convirtiendo mi despertar
de bocinas trágicas
en cofre sin llave que me valga.

Tus sueños me asaltan
por cada charco de sombra,
convirtiendo en felices aniversarios
los acontecimientos de la farsa onírica,
y me sacuden agradablemente
cuando puedo alcanzar
las cornisas de tu aurora.

Empuño tus sueños,
abreviatura de lo frágil,
residuo de tu alma cercana,
y vestigio de tu distante cuerpo
desplegado como alas en mi pecho.

Escucho tus razonables labios silenciosos
resonar como campana
de loco atolón de vida,
y el onírico reclamo se hace canto
que me hurta del cuerpo.

A veces el día madruga más que yo
aportando sus ideas,
pero no quiero su espacio.
Para qué quiero el día
si amo el terciopelo oscuro de la noche
donde tu estrella tiembla
con sus constelaciones atrapadas.

Y vivo sin celos,
creyente de que no hay
otra sombra que se te cruce,
porque no la deseas,
apoyado en la idea de que tu cama
es el nido de un monólogo
que aguarda mi presencia
para concretarse en dúo.
¿qué te iban a aportar
si instalaras en ella
otros huéspedes vacíos
homologados en desvergüenzas?

Aborrezco ese día
donde sólo yo no existiera,
aunque de ser,
no lograrían desprestigiar tu piel
que se renueva luminosa como el día.

Reina mía
de la esquina blanca del amparo,
desparramo mi amor
por tus caracoles trenzados
con ahinco de pulmón,
laringe y nuca,
y por tus labios
donde se haya el consuelo
de tu dicha repartida.

Pepe Martín

lunes, 26 de octubre de 2009

VIENTRE AZUL


VIENTRE AZUL

Rompimos el trato establecido,
Vientre Azul, Tierra Viergen.
Contigo, que fuiste como una asunción
coronada de la piedra antigua,
hoy te coronamos de antenas “de las galaxias”
te acicalamos como a un árbol navideño
con chatarras de satélites, e-mail muertos
y un gran vacío de ozono.

Te sembramos nuestras hortalizas
de envidia, odio, insidia y avaricia
con rituales de acero
a punta de misiles,
y abonamos tus crenchas
con el guano de la sangre humilde
y nitratos de inocentes.
Los que nos llamamos tus amos
te acicalamos la faz
con afeites de muerte.

Rompimos el trato
y despertamos en ti a la madrastrona,
los que habitamos aquí a pie de calle
hurgamos tus heridas de ozono,
de mareas negras,
de humos envenenados
y chimeneas que graffittan el cielo.

Rompimos el trato
y sólo nos queda sufrir tu ira
de hielos reventados,
de ácidos corales,
de huracanes explosivos,
de calores asfixiantes,
de inundaciones asesinas,
de hambrunas perdurables.

Sólo nos queda apurar
con nuestros trajes de lujo
y pantallas de plasma,
tu inevitable fruto amargo
entre hecatombes
que se prometen rojas,
con sus inmensos gastos de defensa,
y osamentas desgastadas.

Madre antigua de los bosques
que verdeaste la vida,
te estamos volviendo negra
con un manto de incendios.

Asmática madre azul de cada día,
que sufres tu resfriado de chimeneas,
no nos desvivas
y desmuérenos en tu seno
reparador de tus enemigos,
no nos mandes tus eclipses de luna,
no nubles nuestros ojos con tu llanto
y párenos la dicha,
Ten piedad, aunque aquí,
sobre tu musgo manchado
la hormiga humana sea la que te asesina
y tiemble ante tu furia.

Pepe Martín

jueves, 22 de octubre de 2009

LUZ DE ALTURA


LUZ DE ALTURA

El mío, el inagotable,
el que mana como una luz de tus alturas,
el que sin ser frío es un diamante,
el rayo azul que desde ti me apunta.

El tuyo, el de ala firme,
el que es perfecto como claro de luna,
el que es paloma que redime,
el halo que en tu entorno abunda.

Se nos hierve el amor en este potro,
se nos cae la vida entre ternuras,
se nos llena de amor el negro pozo
en este tiempo de azucena y calentura.

El tuyo, el adorable,
el que tiene delirios y locuras,
el que me inhala como respirable
sollozo de sus aventuras.

El mío, el que es suave,
el roce de una flor por tu cintura,
el que vuela por tu dermis como un ave,
el que en tu vientre juega sus escaramuzas.

Pepe Martín

lunes, 19 de octubre de 2009

ALMA


ALMA

Comprenderás que no hablas por ti sola
con tu lengua de silencio
cuando me dices:
“Compañero, estoy cansada”,
y no puedes decirme
que tengo malas entendederas
cuando entiendo que dices
que nos estamos muriendo.
Y protesto, y no protesto porque sí,
sino porque me afectan mucho los duelos.

Y me pregunto desde esta parte
que es tu carro y cuerpo:
¿qué puede afectarte tanto
para cansarte cuando eres casi nube?

Te lo preguntaré desde mi pluma,
tinta de nuestra lengua,
por donde sueles asomarte.
Y como las palabras son medicina
para el alma que sufre,
quiero sanarte y sanar contigo
en esta reflexión que es tu ojo
del que manan las lágrimas de tu sangre.

Creo que la enfermedad que te afecta
es el odio del prójimo,
el óxido que corroe y da picana al alma de la gente.

Y me dirás que son justos nuestros remordimientos
cuando no hago lo bastante
ayudando a que el mundo
sepa ver la hinchazón del hambre,
las cadenas de la injusticia
o el terror de la guerra,
porque, aunque sólo soy un eslabón,
uno solo es el que ata el puente a la cadena,

Y me dirás que no olvide a los que aplicaron
el electrodo y el palo,
que no ponga la otra mejilla
porque la primera nos ha afectado a los cojones,
y que venda muy cara la hectárea de sometimiento.

Y me dirás que la gloria está aquí a ras de suelo,
y que su cosecha se obtiene
de la mano de la caridad
y entre los olvidados y maldecidos,
que los campos del cielo
tienen sus peldaños en los arrabales,
y que su regocijo es la propia entrega,

Y me dirás que los hombres encogidos
otorgan mucho a los misiles
y ganan pocas batallas,
que hay que saber decir que no
en el momento oportuno,
que la duda no ayuda a la serenidad del alma.

Sólo se ama aquél que ama a su alma,
y con el alma, a su prójimo,
y aunque parezca que no,
tengo vocación de todos
mi parpadeante bujía;
aunque tener,
tengo mis redaños
retorcidos en la cólera.

Pepe Martín

domingo, 11 de octubre de 2009

MI APAGÓN Y TU LUZ



MI APAGÓN Y TU LUZ.

Busca al pobre sol del centro
en el extrarradio,
es preciso cruzar los puentes
para poder pintar el azul y la sonrisa,
aquí el aire se tropieza con el humo
y se cae de amarillo,
en su conflicto de aurora y viento envenenado
la sombra del pájaro abandona las ciudades.

Escarpaduras de hormigón y hierro,
fosos de los magnates,
acantilado de cristal
que deja ciega a doña gente,
mano alzada del detente que ordena:
repta la fatigosa calle,
y se asoman de su zócalo de nubes
los avisperos
en donde los venerables toros
patean sus escaparates y chiqueros.

Las fatigosas hormigas caminan
cruzando sus antenas de necesidades,
corre la sangre impasible
por debajo de las pieles,
los gremios se embotellan
en metros y sindicatos,
perro sin amo, la calle,
mueve su cola de asfalto
arrascada por los coches,
de los cuales el hollín
se amalgama con el viento
para cocer sus guisantes.

En aquel barrio desmembrado
la gloria de los gobiernos,
el pobre la está cagando.
porque los ratones políticos
fabrican sus ratoneras
para blanquearlas de “verdades”,
y a la piedra,
que es sencillamente piedra,
la hacen que hable
para en ellas tallar sus pedestales.

Y con en el paro y el hambre
me desvelo y me hago un nudo,
el paro es cita obligada,
el hambre por temporadas,
pero tu amor, con tu amor,
cada segundo.

Para olvidar todo esto,
me es imprescindible tener
la parsimonia de tus labios,
porque eres la luz que ilumina
el apagón de esta noche.

Y es que me dominguea el alma
si en la esquina me espera
el amor que mitiga mis fatigas.
Sólo su verdad rompe los espejos
con su filo de diamante,
y es un rinoceronte ciego
al que nadie para el desacato.

Pepe Martín

jueves, 8 de octubre de 2009

HABLARÁN POR HABLAR


HABLARÁN POR HABLAR

Bájate de ese cielo cuando esté más azul,
que sea turquesa o índigo, siempre serás tú.

Adelanta el minutero que nos trae la ilusión,
y que se quiebre luego midiendo nuestra unión.

Cuájate mi amor en una eternidad,
y justifica el aire que yo debo inhalar.

No niegues a mi amor la razón de vivir,
ni otorgues sin fundamento lo que aguardo de ti.

No quieras hacer números de una bella ilusión,
y deja volar tu alma por donde vuelo yo.

No invistas a un papel poderes de otorgar,
eso déjalo al alma que es la que sabe amar.

Que es una coyuntura y algo sin duración,
que debieras ser muy cauta y tener precaución.

Por encima de nosotros la gente especulará,
que vamos contracorriente y ¡hablarán por hablar!

Pepe Martín

miércoles, 7 de octubre de 2009

LO QUE ME IMPORTA


LO QUE ME IMPORTA

No me importa como seas
ni lo que finge tu dicho,
lo único que me importa
es que la vida sigue
cuando estoy contigo.

Variable como el viento,
como la hoja caída,
a veces me quieres,
a veces me olvidas,
cuando eres el alimento
que sustenta mi vida.

A veces luna,
a veces reja,
a veces paloma,
a veces sentencia,
a veces el delirio
que borra mis penas.

Me mata sentirte lejos
y resucita que estás cerca,
tú eres el desatino
que llama a mi puerta.

Y me rompo y recompongo,
y me alegro y desespero,
y me agito y me desvivo,
y me deslío y retuerzo.

Y no te veo pobre
ni te veo regia,
ni te veo hermosa
ni te veo fea,
ni sé si al quererme
en algo flaqueas.

Lo único que importa
es tu boca de adorar,
tus brazos de atarme,
tu corazón de abrasar,
tus muslos de amarme.

Lo único que me importa
es que soy tu cautivo,
y que la vida sigue
cuando estoy contigo.

Pepe Martín

sábado, 3 de octubre de 2009

TE MIRO AHORA


TE MIRO AHORA

Te miro ahora y me revuelves todo,
se me descorcha la vida,
la piel se me perla de granizo,
escalofrío y gozo,
mis manos empuñadas
aprietan tu vacío,
el faro de mi mente demanda
el avistamiento de tus senos,
mientras en mi sangre se alterna la locura
de sentirte puta o virtuosa.

Con el vicio feliz de ser tu amado,
te miro investido de la fiebre
de encarnar mis dedos por tu cuerpo,
mis dientes te reclaman su alimento,
con el muslo enervado
y tensa el alma,
anhelo ser hilado entre tus sábanas,
para vivir contigo las noches
y las otras noches carentes de tiempo
donde la muerte duerme entibiada
en su ovillado olvido.

Te miro ahora y me revuelves todo,
desde la esquina de mi boca
redonda en su sonrisa,
hasta la planta de los pies
en arco coitado de suspiros,
y el salto de mis ingles
que zumba como avispero roto.

Pepe Martín

martes, 29 de septiembre de 2009

BORRACHO DE TI


BORRACHO DE TI

Estoy impregnado de ti
mi mirlo blanco
mi cava.

Y te destilas de mí
porque soy tu embriagado,
y tu bodega,
tu caverna
y monasterio
donde tu fuerte madre,
rezando su plegaria de vida,
en mi se hace esencia.

Guardo en mi pecho sin tablas
el tártaro que te hace
materia espiritosa,
y te me vas por los poros,
e incluso por los ojos
como oro rubio
efímero y candente
buscando tu estado más sutil.

Y te bajo de tus humos
para potenciarme en ti
desolimpizándote,
macerándote,
catándote
y paladeándote a menudo,
por eso soy tu borracho.

Así es que no dejes de ser mi cava
para que juntos
nos curemos
en una transformación intrínseca
y no pueda despejarme de ti,
mi tentación,
mi aroma,
mi no olvido.

Pepe Martín

sábado, 26 de septiembre de 2009

MEJOR BUENA QUE FEA



MEJOR BUENA QUE FEA.

Hoy veo besos submarinos en cascada,
labios soñadores de algas en mi pecho
con corales en su origen…
hoy mi reloj se ha despertado
entre invierno y primavera.

Nunca arremeto contra la belleza
lo cual pronuncia mi error.
Tendré en cuenta que las mujeres
aman con los oídos
mientras yo amo con los ojos
y que, cada vez que amo,
es la única vez que me enamoro.

Y, como esta mujer sin duda piensa
que es mejor ser hermosa que ser buena,
bien está así,
pienso yo, por otro lado:
que es mejor que esté buena que fea.

Ella es libre en su prisión de pasión,
sus párpados fueron forjados en su aliento,
y, aunque su sabiduría de labios finos
me recomienda prudencia,
mi tristeza de pájaro enjaulado
me hace trinar por ella.

Como la orquídea exótica,
ella es el vientre de mis siete pecados capitales,
sus pequeños pies taconean mi cabeza,
y su viento oriental de pasión
es tornado sobre mi cuerpo.

Y penetro en el tenebroso túnel del tiempo
sintiéndome griego o romano
como el mejor adorador de la belleza;
pero los troyanos lucharon por una mujer hermosa
y acabaron escarnecidos.

Mas no cerraré mis cortinas,
¡Dios me guarde!,
pero sí las puertas de mi alma
para que mis recuerdos no puedan escaparse,
y me empaparé en sus asuntos
ovillado y abstraído en su cálido frío
de venturosa espléndida imposible.

Pepe Martín

martes, 22 de septiembre de 2009

PAÍS DE CICATRICES


PAÍS DE CECATRICES

En la cola del miedo todos tiemblan,
y se muerden las denuncias
mientras la saliva raspa las gargantas,
nadie pasea sus zapatos
para evitar mirar con el rabillo del ojo
lo que ocurre a su espalda.
Se mutila la calle con una descomunal ausencia
y se echa de menos
la asamblea de los esperanzados.

Los ataúdes, como los elefantes,
van tomados de la cola.
Se han propuesto los violentos
unir el cemento y el asfalto
con las tapias del cementerio,
y mira que quedan lejos,
pero la cola de muertos
va arrastrando una larga lista de ceros.

Hoy estamos en un respiro,
debajo de las ventanas
se está lamiendo el culo la muerte,
mientras toma aire para sus aullidos granate.

Los políticos solapan su negrura
tras las tumbas blanqueadas.

Por encima de la tronera,
los damnificados reponen sus cristales
y restañan sus heridas
mientras en la iglesia hay un guateque de gusanos
en cajones de madera.

La puta muerte hizo ayer de las suyas
y hoy niega su voluntariado
que le vino en forma de horas extras impagadas,
por lo que va a reclamar a los juzgados.

Y mientras en los calabozos,
los otros gusanos están de pachanga
o estudiando carreras de abogado.

Sobre sus lechos de odio
no existen pesadillas,
sólo tienen desvelos los silvestres
y ciudadanos amenazados
en este país de cicatrices.

Pepe Martín

sábado, 19 de septiembre de 2009

PASIVO



PASIVO

“Con tu puedo y con mi quiero,
vamos juntos compañero”
Mario Benedetti.

Yo te aconsejo que hagas,
y en mi consejo te digo:
que te salves de la quema
que no te quema el ombligo.

Con mi puedo
y con tu miedo
hago siempre
lo que quiero.

Y te aconsejo que tengas
los labios bien cerraditos,
no vayas a los sufragios
que siempre son un fastidio,
y deja que otros decidan
lo que va a pasar contigo,
ni acudas a las movidas
donde protestan por vicio,
ni pienses que aquel que manda
hace del poder un higo,
y si ves afeitar a otro
piensa: no va conmigo.

Con mi puedo
y con tu miedo,
hago siempre
lo que quiero.

Piensa que el que expolia
lo hará, pero no al amigo,
o que aquellos que roban
no te han hecho su objetivo,
ni pienses que la gran crisis
el financiero ha movido,
que es culpa de quien no puede
y quiso comprarse un piso.

Con mi puedo
y con tu miedo,
hago siempre
lo que quiero.

Cásate por intereses
o porque estás aburrido,
y cree de los malos tratos
algo que ya está muy visto,
créete que quien viola
lo hace en otro camino,
y sálvate en la refriega
por si hay algún peligro.

Con mi puedo
y con tu miedo
hago siempre
lo que quiero.

Y piensa que el terrorismo
mata sólo al enemigo,
cúbrete de blanca calma
si ocurriera un magnicidio,
y piensa que es otra guerra
si no te está ardiendo el ombligo,
piensa que el hambre del preso
es por que la ha merecido,
y que ya están muy pesadas
las fotos de los negritos.

Con mi puedo
y con tu miedo
hago siempre
lo que quiero.

Confía en que la justicia
nunca emite malos juicios,
crújele con mano dura
si se te desmanda un hijo,
y pon cadena a tu puerta
por si fastidia un amigo,
haz reserva de éste mundo
lo que ocurre en tu pisito,
y cúbrete con la máscara
que te dejará pasivo;
porque esto que te enumero,
va con otro y no contigo.

Con mi puedo
y con tu miedo
hago siempre
lo que quiero.

Pepe Martín

domingo, 13 de septiembre de 2009

SUPONGAMOS




SUPONGAMOS

Supongamos que estoy triste
como a menudo es un hecho,
que lo niega mi cabeza
cuando el cuerpo está asintiendo,
supuesto al que acostumbro
tomar demasiado a pecho,
y sin razón aparente
me cabreo o me embelezo.

Supongamos de igual modo
que me curo en tu mirada,
una mirada del alma
para recargar mi sueño,
que arrancara a la distancia
tu divina desnudez
y en tus ojos la enmarcara.

Supongamos que la máscara
se me cae del duro pecho,
y que mi mente se endulza,
que no hay ancla en mi velero,
que tu viento de amor me empuja
de mi popa hasta tus huesos.

Supongamos que me incendio
de reverencia y deseo,
que mi tristeza incineras
con un diamante en mi pecho,
al que le sobran quilates
para coronar tu pelo.

Supongamos que te descubro
cada vez que veo tu cuerpo,
tus ojos espejos ígneos,
tu boca dulce deseo,
tu piel trampa de mi tacto,
y tu gozo por mi juego.

Supongamos que tu palabra
asume el mundo en un encuentro,
revestida de verdad
en su perfecto dialecto.
desnuda ante la avaricia
de dejarse escuchar
por mi exaltado ego.

Supongamos que todos estos
pocos muchos son enteros,
que me curo en tu mirada,
que te descubro mi pecho,
que me incinero diamante
ante tus ojos espejos,
que tu palabra es la verdad
que me da lo que yo quiero,
un amor profundo,
un amor cielo,
un amor adorado,
un amor sin minuteros.

Supongamos… supongamos digo,
que tú eres mi supuesto

Pepe Martín

miércoles, 9 de septiembre de 2009

UNO MÁS UNO



UNO MÁS UNO

Amada mía,
con el uno de usted
y el uno mío,
volvemos a contar una unidad,
pero no una unidad cualquiera,
sino un uno redondo,
un uno macizo.

No un uno de costuras desconocidas
que suma tres sin previo aviso;
sino una unidad completa
a la que no le hace falta
el cero amigo,
o, tal vez,
y por hacer concesiones,
colocado por prefijo.

Una unidad sin el dos que separe,
o el tres de un cuerpo amigo…

Y si por casualidad
algo o alguien le sugiere un dividendo,
una resta,
o un decimal ambiguo,
retorne a nuestro uno
apretado y conmovido,
que nos entrelaza llama con llama
en una misma lengua
con su infernal rugido,
o, por decir alguna bobería,
con la misma fiebre que se atan
su sexo y el mío.

Una unidad redonda
como el círculo
que forman nuestros brazos
cuando seguimos unidos.

Así es que:
pase usted de restas,
divisiones,
o decimales ambiguos,
y quédese con el uno más uno son uno
como lo son el suyo,
como lo es el mío.

Pepe Martín

lunes, 7 de septiembre de 2009

ENTRE TU BOCA Y LA MÍA

ENTRE TU BOCA Y LA MÍA

Entre tu boca y la mía, ¡qué caramba!
hay un hambre seca de exprimir esencias.
Y entre tus brazos y los míos, ¡vaya, vaya!
una grave carencia ilusionada.
Entre tu mirada y la mía, ¡qué caramba!
brilla un destello que busca conductores para cebarse.
Y entre tu piel y la mía, ¡vaya, vaya!
ruge una especie de ambición magnética,
una sed devoradora de polos contrarios.

Y nos ruge la apetencia por cruzar lenguas y pubis,
y el anhelo se deshiela en cada caricia
con un gong de placer interminable,
y la penuria del silencio se nos hace dialogante
mientras los senos florecen de agonía.
y los cuerpos se enardecen en su hervor de deseo
arrancados de sus sueños apáticos,
y las almas titilan de pura entrega
jurándose ternuras,
y los sexos se humedecen de escasés mutua
en una entrega inagotable,
y el placer se hace gula en su glotonería
carente de pánico o restricciones.
y la avidez de ambos desborda el apetito
de rosas abiertas y de ángeles,
y la carestía de la sangre contraria
se hace lascivia y diminuto infierno.

Claro que esta afinidad no vino porque sí,
sino que lo hizo por haber sabido absorber
un aura, un aliento, un aroma, una palabra,
y por saberse refugio y sed del otro cuerpo,
habiendo presentido la llamada del corazón
que en estos casos habla más que la boca.

Pepe Martín

lunes, 31 de agosto de 2009

AMORCITO



AMORCITO

Me gustan los diminutivos
por ser más coquetos
y como de más abrigo.

La palabra amor revienta en un todo,
parece escrita con neón
en la oscuridad del sentimiento
para que su luz brinque en los ojos.

Parece escrita con mayúsculas apasionadas,
apuntalada con pilares de catedral,
versada en su palabra contundente
para ser rubricada con dramático homicidio.

Es, como una pompa de jabón
barnizada de arco iris,
pero que lleva implícita su limitada existencia;
porque lo que entra arrebatando,
por regla general, se rebosa casi siempre.

Me gusta más su diminutivo amorcito
que describe un amor… como de andar por casa,
con delantal y zapatillas,
parece describir ese hilo de ombligo a ombligo
con que hacen su calceta de emociones
las parejas abnegadas día a día.

Y como se toma a pequeñas y continuas dosis,
a más de ser prudente,
sorprende al tiempo durando muchos años:
apenas si se exhibe,
apenas si es demente,
apenas si se engaña,
apenas si se muerde,
apenas si se mata,
apenas si es candente,
pero nunca se acaba, sin desgastes,
porque está ahí, abnegado y duro en la distancia
de estar siempre presente.

Un amorcito amasado con esmero,
que no sea pan de dánosle hoy
y aguanta el hambre del mañana,
sino que sea el maná de toda una vida.

Que sea un amor sin ecuaciones de interés,
ni operaciones algebraicas,
que sea más bien una adición pura y simple,
un suma y sigue interminable,

Un amor que haga aparecer
un pétalo sonrosado en las mejillas
por un simple roce de las manos
aunque estén azuladas de ramas.

Un amor cuyo brindis de miradas
orbite algunos astros
pero que no sea un agujero negro.

Un amor que juegue por la cama cada noche
con la inquietud de un amorcito
que no sabe de fundas y artificios.

Un amor pequeñito y mal criado,
al que tan sólo haga grande
la soledad eterna del alma,
porque por él no hay que jurar
hasta que la muerte nos separe,
ya que es inmortal por antonomasia.

Pepe Martín.

viernes, 28 de agosto de 2009

CHIN, CHIN.


CHIN, CHIN.

Crúzame los ojos en un chin, chin de cristal de Bohemia,
y enlazados los brazos, atráeme con ímpetu,
dejemos que las miradas dirijan el compás de las palabras,
que broten de los pechos como flama convicta de deseos.

La verdad hecha mirada, licor dorado y sin lejía,
que hornea los cuerpos sin censura,
Chin, chin de los amantes labios sin selt,
chin, chin las bocas y las lenguas bravas,
chin, chin mi cintura y tu cadera.

Pásame el ardiente licor de tu futuro
ahora que se hayan caídos los ornamentos
y se hayan soliviantados los anhelos del contrario
con una tentación que se cuela por el tacto,
para redondear la solicitud de los cuerpos
que esperan su éxtasis de piel, sangre y firmamento.

Deja que guiñen nuestros fuegos su ritmo intermitente,
guinda de la espera,
para que queden borrachos de lujuria,
de lunas de miel sin mundo
hasta que la euforia rebase sus octanos
y la hoguera devenga en rescoldo.

Dos copas enlazadas en su chin, chin como único devengo,
dos anillos encadenados en las renovadas ansias.
Chin, chin de los amantes labios sin selt,
chin, chin las bocas y las lenguas bravas,
chin, chin mi cintura y tu cadera.

Pepe Martín