miércoles, 4 de noviembre de 2009

SIN CHICHA NI LIMONÁ

SIN CHICHA NI LIMONÁ

Todos los frutos maduran,
son mieles del paladar,
pero algunos son cicuta
que sirven para amargar.
Ni me dejas que me queme,
ni me dejas enfriar,
cáliz en flor que no entregas
ni chicha ni limoná.

Y llegas exuberante
como espiga en el trigal,
esquiva y pidiendo guerra,
sin dar ni dejar de dar,
tu freno prieto en mi boca
no me deja cabalgar
sin que sangren mis ijares,
sin chicha ni limoná.

Y me desgarra no verte,
y el verte me hace temblar,
tengo urgencia por besarte
y dolor cuando no estás,
pero tus pares y nones
me joden a voluntad,
mientras me seco a tu sombra
sin chicha ni limoná.

Tu primavera y mi otoño
no se llegan a cuajar,
y como no eres mi barca
mi guitarra echo a remar
ahogándome en su espuma,
quemándome en su arenal,
recogiendo caracolas
sin chicha ni limoná.

Con mis manos y sus venas,
como cuerda de abordar,
deja que a tu cuello amargo
me pueda siempre colgar,
no me arrincones el alma,
que aunque no sabe llorar,
sí que se muere en tu hambre
sin chicha ni limoná.

Dame un cuchillo de luna
que me sepa asesinar,
y que tu amor como un ángel
me sepa resucitar,
que me hiera, que me sane,
que me ponga a cavilar,
rompe el dolor de esta sangre
sin chicha ni limoná.

Pepe Martín

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dar y no dar, esperar y no obtener...pero en verdad, Pepe, es un dulce veneno, este, en el que el tiempo pasa mientras esperas que algo pase, que algo cambie. Brindo con limoná por que llegue la chicha!
Abrazos,

Pepe Martin dijo...

Y que no falte amigo Cabeza de Monte, un abrazo afectuoso. Pepe