domingo, 11 de octubre de 2009

MI APAGÓN Y TU LUZ



MI APAGÓN Y TU LUZ.

Busca al pobre sol del centro
en el extrarradio,
es preciso cruzar los puentes
para poder pintar el azul y la sonrisa,
aquí el aire se tropieza con el humo
y se cae de amarillo,
en su conflicto de aurora y viento envenenado
la sombra del pájaro abandona las ciudades.

Escarpaduras de hormigón y hierro,
fosos de los magnates,
acantilado de cristal
que deja ciega a doña gente,
mano alzada del detente que ordena:
repta la fatigosa calle,
y se asoman de su zócalo de nubes
los avisperos
en donde los venerables toros
patean sus escaparates y chiqueros.

Las fatigosas hormigas caminan
cruzando sus antenas de necesidades,
corre la sangre impasible
por debajo de las pieles,
los gremios se embotellan
en metros y sindicatos,
perro sin amo, la calle,
mueve su cola de asfalto
arrascada por los coches,
de los cuales el hollín
se amalgama con el viento
para cocer sus guisantes.

En aquel barrio desmembrado
la gloria de los gobiernos,
el pobre la está cagando.
porque los ratones políticos
fabrican sus ratoneras
para blanquearlas de “verdades”,
y a la piedra,
que es sencillamente piedra,
la hacen que hable
para en ellas tallar sus pedestales.

Y con en el paro y el hambre
me desvelo y me hago un nudo,
el paro es cita obligada,
el hambre por temporadas,
pero tu amor, con tu amor,
cada segundo.

Para olvidar todo esto,
me es imprescindible tener
la parsimonia de tus labios,
porque eres la luz que ilumina
el apagón de esta noche.

Y es que me dominguea el alma
si en la esquina me espera
el amor que mitiga mis fatigas.
Sólo su verdad rompe los espejos
con su filo de diamante,
y es un rinoceronte ciego
al que nadie para el desacato.

Pepe Martín

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