MI LENGUA
Mi lengua, sed de halago en celo hirviente,
hecha a lamer tu carne y mi ceniza,
lo mismo teje letras que organiza
los pecados que cuecen por mi mente.
Y busca su reposo inútilmente,
remueve sentimientos que desliza
por la sangre que tensa se le riza
en forma de expresión, la más vehemente.
Se sube a los labios de improviso,
saborea el recuerdo que contuvo
espigando el deseo al compromiso.
Y puesto en pie el polvo de mi vida,
suelta al toro del verso que retuvo
hiriendo a la razón con su cogida.
Pepe Martín.
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