viernes, 30 de marzo de 2007

AURORA

Y te elevaste de mí
como la aurora sobre la montaña,
resplandeciente sobre mi noche,
brillante de pasión,
desbordados en cascada los rayos de tus cabellos
sobre tus senos aún alterados,
enhiestos de lujuria,
cálidos, hebrios y punzantes
para, en un arrebato,
desleirte de nuevo sobre mi torso
pintando de esmeraldas y rubíes mi poniente.
Pepe Martín

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