viernes, 30 de marzo de 2007

MI ANTÍPODA ELECTRONICA

Toda la noche he velado contigo,
mi Antípoda querida.
tan lejos…tan cerca…
diálogo agridulce
como el bosque venteado en otoño,
como el prado en primavera,
huracán y brisa,
beso y abrazo,
sólo en mi noche de ausencias
absorto en este marco luminoso,
tu Mercurio alado,
que hace de mi corazón puesto de postas
sin otro matasellos
que el cuño ardiente de tus ¡te amo!
Tu sueño, separado del mío por el éter,
encontró el camino,
¡luz en la luz!
llega a mis ojos navegando electrones
y me trae tu copa llena del mosto de tu esencia.
Se me antoja un Cupido poliédrico,
Eros en forma de satélite
de ionizantes dardos en forma de signos,
que deletrea los susurros de tu boca
cuando tu corazón se derrama en tu teclado.
Nuestra “Brígida”
cambió con los años de apariencia,
y mis ojos, cómplices de su intriga,
beben con agónica avidez
las formas de su silencio parlante,
hilo plateado del que depende mi vida,
que hace de mi soledad un Paraíso efímero
lleno de promesas luminosas
¡nunca mejor dicho!
De las aguas de tu pozo,
él me da el frescor,
me hace oír la tierra que tú pisas,
ver las algas ondulantes de tus ojos
y amanecer en su aurora.
He velado contigo toda la noche
mi antípoda querida,
doce horas quedan
para que la Tierra te pasee por mi sitio.
Por eso salgo a besar el Universo
y en él escancio mis amores
para que a tu regreso te bañen.
A veces ¡duro espejismo!...
te siento rodeada por mis brazos,
y pienso que ni noches, tiempos o distancias
conseguirán separarnos un ápice
mientras apoye mi corazón en este almohadón
en forma de PC.

Pepe Martín

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