viernes, 30 de marzo de 2007

CON OJOS ARROBADOS

Hirviente me he de conformar con largas noches de amor y sueño,
volcado en un teclado gris intérprete de mis dichas.
Amo la larga cadena ordenada de tus signos mudos
que esforzados se desgarran por obsequiarme tu alma,
y por picar en las esencias de mi existencia.

Pero este medio es un champagne sin grados,
le faltan las burbujas de tu aliento.
No beberé tu carne en la distancia electrónica,
no paladearé el néctar que se cría en tu saliva,
ni regalarán mis manos la frescura enhiesta de tus senos,
no sentiré tus signos traviesos y enrevesados a flor piel,
ni el nirvana bendito que ahoga en un contacto,
no habrán mariposas en nuestro vientre y espalda,
no sentiré rebosantes mis brazos de amante,
no ataré nuestras cinturas con hilos de luna,
no veré bajo las sábanas tu piel de magnolia,
ni me sabré saciado en tus jugos de amante,
ni tu seno se hará flor una primavera.

Anudados en las ondas,
pegados a una pantalla con ojos arrobados,
átomos congeniantes que se buscan
pero que el aire repele.
Separados en lo tangible,
estamos perdiendo algo humano y místico.
Somos mitad grafismo sangrante
y mitad vida en un marco.
Estamos perdiendo, no todo,
pero algo muy importante queda virgen.

Pepe Martín.

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