Flor de Jericó
Soy como el galeno enamorado
Pepe Martín
y bebo su vino hasta la borrachera
con rosas imaginarias en mi ramo
y sus escándalos orquestados bien ceñidos.
Como el tuyo, mi sol es pobre en luz y rayos,
Como el tuyo, mi sol es pobre en luz y rayos,
soy un astro enteramente sobreviviente.
El calor que me queda no da sino para agua templada,
sólo buena para curar heridas
en los desiertos de nombres apagados
y mitigar penas entre versos y mimos.
En mi mente sólo caben pompas de jabón,
En mi mente sólo caben pompas de jabón,
espejismos de la vida en esferas,
en ellas soy sujeto y palabra,
predicado y verso pretencioso.
Sólo entre espejismos vivo y muero cada día
Sólo entre espejismos vivo y muero cada día
en alas de mi imaginación enfebrecida,
en ella me condeno y gano glorias
buscándote, rodeándote, bebiéndote.
Y presiento tu vida con miedos sin hoyos ni armarios
Y presiento tu vida con miedos sin hoyos ni armarios
aunque no me atreva a entrar en tus quicios.
Mis ojos en los tuyos son espías
inevitablemente celosos y sedientos.
Soy como el galeno enamorado
que escarbo en tus revueltos rincones
con mi botiquín de llantos entre hierros.
con mi emplasto de cariños y sedantes
buscando tus sonrisas enterradas,
rasgando sedas negras y nubes de luto
y empalando silencios venenosos
para almuerzo de perros abatidos.
Mi reloj es ya pulsera de la Parca
Mi reloj es ya pulsera de la Parca
y me canta cunas al oído,
ya tiene su dedo minutero instalado
en los últimos cuarzos de su embudo,
su frío intenta congelarme,
subyugarme a manos entregadas y atadas.
Pero aún tengo la sangre de luciérnagas
Pero aún tengo la sangre de luciérnagas
libres, altas y templadas,
y gateo con furia las arenas de sus dunas
hasta encontrar el nuevo incendio de cada día.
Paso mis madrugadas como ovillo en flor de Jericó,
Paso mis madrugadas como ovillo en flor de Jericó,
ruedo luego en el viento calcinándome
para mantenerme esfera hacia el oasis
que me de su vida.
Tu agua de juventud.
Pepe Martín
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