Yo no soy como el aire limpio y puro,
más bien como el humo de un cigarrillo,
el producto de un incendio en la boca.
Huyeron las aves de tus ojos
hacia el último rincón de tus vergüenzas
escapando del halcón de los míos.
Te leía en los ojos con toda la sabiduría de mi instinto.
Se que tu pecho roba a tu vista
mi imagen que la enciende
para hacerse brasa en la carne.
Te zurcía y bordaba en mis idas y llegadas
todo un mantón de fuego que afloraba a tus mejillas.
Pero no me sabes todo,
no sabes de mis miradas depredantes
que te acechan mientras duermes,
y recorro tu cuerpo lentamente por las vidas de tus sueños,
y quiero desnudarme de los ojos
para morir de amor contigo,
porque no soy como el aire,
mas bien como el humo de un cigarrillo,
fruto de un incendio en la boca.
Pepe Martín
No hay comentarios:
Publicar un comentario