mujer desnuda, tierra batida y jugosa,
beldad que abres tu carne como arcilla sedienta
para filtrar mi esencia y que sea exudada en tu entraña.
Soy tu lanza de emociones y cumbre de nuestros instintos
Soy tu lanza de emociones y cumbre de nuestros instintos
la del paso arrogante y la cabeza alta,
la de la cumbre de acero rescoldado a fuego lento.
¡Me siento como madero de cama encendida!
Emite tus olores guía para que mi olfato de guardia
Emite tus olores guía para que mi olfato de guardia
deje libres sus mastines del deseo
y te sigan el rastro desde mi sangre.
Me siento el hierro candente que arquea tu espalda
Me siento el hierro candente que arquea tu espalda
y que fondea en la cala salada de tus ingles.
Clavaré mi pica en ti, justo en tu esencia femenina
para que seas mi epicentro y yo tu planetario,
con ella marcaré en ti el punto cero al universo.
Ahí te entregaré mi maestría en artes oscuras,
ahí hurgaré tus delicias donde tu piel se ondula
en labios verticales, vientre de los versos,
donde tu erección se culmina esperando mi beso.
Justo a su sombra clavaré mi báculo para que des tu agua,
para que me des el beso profundo que degusta mi carne,
donde la siento muy viva depredada por la tuya.
¡Siento en mi sangre vivas un millón de luciérnagas!
Tú abierta y yo dentro marcaremos el patrón del mundo,
Tú abierta y yo dentro marcaremos el patrón del mundo,
seremos la medida del placer donde trema la vida,
el haz y el en vez de las pasiones en sus fuerzas internas,
ejes y metro en donde la sangre se hornea
por el beso de unos labios en llamas.
¡Ahí es donde siento útil mi sexo, en tu orgasmo de flores!
Pepe Martín
Pepe Martín
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