Piensa
Tus comarcas de incienso me anuncian tu llegada
y mis abejas erectan sus antenas para orientarse a tu miel.
Te abres sedienta amapola como paloma en vuelo
y el silencio angulado adorna a tu galaxia.
En tus ojos luminosos titila una lágrima,
el amor de tu boca me reclama casa adentro
y tus manos en mi piel acarician diez mañanas de rocío,
Yo, con el calor de mi mano
te marco las estelas cálidas de un poniente.
Mi boca borbotea palabras como fuente de fuego
para regar tu alma incendiándola de flores,
y mi lengua, como serpiente de luna deja su huella en tu arena.
Acarician tu pelo mis manos azules de música
trotándote la espalda como yeguas en celo plenilunio,
y los violines de mi savia corren su paso alterado
por mis sienes que palpitan tambores salvajes,
mientras en mi corazón un potro se encabrita.
De tus venas bajan relámpagos a beber el éxtasis
y en el cielo de tu vida se pintan agonías dulces,
mi voz se encierra tras los dientes
y sale mi lengua a buscar tus labios
como un barco en el atardecer.
El plumón de mi cisne emigra hasta tu seno,
y con alegres latidos se te entrega,
Son acordes del fénix que en tus brasas renace
con notas de adagio de suave lujuria.
Así nace entre nosotros un prado de miel y luna
y el encuentro florece de armonías.
Cortaré de tus ramas las aves de ardiente delirio
para que mi cielo no te falte nunca,
pues no hay sueño más largo que mi noche.
Pepe Martín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario