reclamando labios como cometas,
siénteme como lirio grandioso
que a tu puerta llama
para mirarse en tu rosa de fuego.
Te estoy sollozando mi pena
a la sombra de un delirio, este caos mío
que sólo sueña noches sin estrellas.
Te me mueres imagen y paren las tinieblas,
Te me mueres imagen y paren las tinieblas,
te me vas como luz y me nace un fantasmaque se estira,
se araña y se deforma para no ser recuerdo.
Envíame otro e-mail vía un nuevo iris
primavera celeste con flores en su espectro.
Pintemos un graffiti en el cielo
de multicolores caricias,
incubado en nuestra luna,
que haga palidecer de envidia a los astros.
Hagamos un arco en vuelo ardiente,
serpiente luminosa de agua
y sol en la penumbra,
de amor y versos enlazados
donde la mar sea río y las postas nuestras almas.
Pintemos cintas por crestas en los árboles,
lazos de agua en las montañas
y espejos de cielo en los mares
de un mundo pequeño.
Que venga a mí tu boca,
Que venga a mí tu boca,
umbral de mis abismos,
sedante de mi locura,
pócima de mi embrujo y mi cráter en llamas,
ven a mí, antídoto sublime de mi tristeza,
dame placer con tu dolor glorioso
que soy daga de acero en tu herida candente
que me devora en su llama.
Envíame tu palabra como un ala
de vampirescos vuelos.
Imaginemos las rosas del alba
y al ambarino poniente
emparedando nuestra noche de embelesos,
donde me liberes el ensueño confinado
tras la reja blanca de tu boca
y sea la onda narcótica
que preceda nuestra gloriosa muerte.
Pepe Martín
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