sus aguas llenas de peces,
barca de la media luna
sobre su cielo se mece;
tira sus anclas de plata
en el alba que se crece
y se esconde bajo el río
pregón del día pendiente.
Las flores de mi locura
Las flores de mi locura
huecas de sentido, hierven.
Mi vida tallada en piedra
tiene unos pies que no mueve,
porque me falta ese algo
que su primavera tiene.
Cabalgo por la tristeza
de mi boca que se muere,
y remo unos ojos niebla
opacos que no me quieren.
Huerta de mar de un labriego
Huerta de mar de un labriego
que sólo utiliza redes
y labra sus esperanzas
donde la desilusión da peces;
mi pecho se va llenando
de anémonas y algas verdes
por unos ojos azules
con marejada poniente,
Cosas de tierras de olivos
Cosas de tierras de olivos
con olivas por pendientes,
de luces sacrificadas
que chorrean las paredes,
que en los cristales de hielo
buscan ser navaja ardiente
y en carnes por primavera
brote de sangre caliente
que se hace voz herida
por el filo de los dientes.
Tiene la luna lunera
Tiene la luna lunera
sus aguas llenas de peces,
barca de la media luna
sobre mi muerte se mece.
Pepe Martín
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