un invierno de panderos helados,
me aventaron con engaños las hojas
de mi otoño gris con una mentira.
He quedado esqueleto de madera
He quedado esqueleto de madera
y me desgasto haciendo gestos cómicos
aunque me quede el corazón en pena
y gire mi cabeza y su sombrero
venteado y sin ideas, cual torno
de convento cualquier día de venta.
Quisiera desvivir en los relojes mi egoísmo,
Quisiera desvivir en los relojes mi egoísmo,
deshistoriar mi vida de pecado,
reconquistar la conquista en su primer ataque,
reolvidarnos de todo
para que no iniciaras tu olvido..
Quisiera descrecer nuestra semilla agostada
a sus primeros inicio de tallo
y labrarle la tierra aun sin raíces.
Quisiera reiniciar mi marcha hasta tus brazos
cuando te he perdido.
En nuestras mieses sin agua crece la amapola,
En nuestras mieses sin agua crece la amapola,
se nos muere el deseo…
en tu pecho mi injerto se te seca,
tu pantano sin credos se desagua,
tu amor entre mis palmas agoniza
como una arena de reloj de hora conclusa.
Quiero renacer en tus brazos mi amor perdido,
Quiero renacer en tus brazos mi amor perdido,
descorrer el minutero al cero del inicio,
encogerme al palpitar primero de tu beso,
volver pretérito nuestro mundo aun no pensado.
Quisiera desvivirme para iniciar mis te amo
cuando aun no era mi palabra monosílabo,
quedar en suspenso iniciando el paso
cual pie alzado que aun no pisó sombra.
Como la sangre cuando aún no se hizo latido.
Ahora, mi vida, ahora que te he perdido.
Pepe Martín
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