TU CUERPO CONTRA MI CUERPO

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Ven mi elemento tierra,

mi elemento líquido,

mi elemento hembra en llamas.

Tú separas mi oleaje pretérito

para hacerte mi duna de dátiles cálidos.

Mi cuerpo busca el oxígeno del tuyo

para hacerse combustión,

y por eso te envío mis cinco sentidos,

lebreles de mi cuerpo.

Tuyo es el despertar de mi sangre

como una fiebre ondulada bajo mi piel.
A tu tacto me nace este temblor de venas.

Tu piel, frontera del fuego y cresta de su llama.

Tu cuerpo, “Nuit” nocturna en su arco cuajado de estrellas.

Tus ojos, cielos que se inclinan y parpadean.

Mis manos, fuego estático que les dan brillo a tu cuerpo.

Es tuya esta luz que se me hace oscura

como llama expectante,

agazapada para estallar incandescente

con ojos llenos de pasión.

Aquí estoy, como una chimenea viva

para incendiar tus inviernos.

Ven, dame tu corriente de río

que yo te de mi ola,

hagamos un atolón en nuestro nudo

poblado de los juncos del deseo.

Tú, mi río transparente

donde bebo y me contemplo.

Nuestros cuerpos abrazados se crujen de pasión.

Ay, este deseo que mana y no se agota,

este deseo, precipitación de mis ingles.

Les doy mi lengua golosa

a cada uno de tus ejes

para que rotes conmigo.

Quiero aprenderte con mis labios,

con mi nariz y mi olfato,

con mis pestañas y mis ojos,

con mi piel bañada en tien la puerta de mi dicha

húmeda de potros vaginales.

Quiero beberte como vino de la mejor cosecha,

paladeándote entendido

y adorador de tus valores,

apurar hasta el delirio tu lágrima

en la copa de tu cuerpo

y regocijarme en tu perfume,

ese perfume que aletea sobre ti

y me inunda en deseos.

Porque tu sexo no es tu sexo,

que el que yo digo te corre por la sangre.

Tu cuerpo contra mi cuerpo,

un sólo cuerpo que se hilvana con la vida

y que ahuyenta hasta la muerte.

Pepe Martín.