ni dejes que el idilio de nuestras horas de ensueño
envuelto en la penumbra se haya ido.
No me deshagas en tu oleaje de palabras
caracol de pasiones.
Tu amor me apagó su rostro
y ahora vivo a tientas.
Se me cae la idea como piedra dolida
Se me cae la idea como piedra dolida
para enmascararse tras el antifaz de mi demencia
y me siento isla en mi mar de soledades.
Quiero dejarme ir a la tristeza
para que me lleve el llanto,
ahora, cuando la soledad me circunda
como colmillos de lobo.
El dolor me circula por los brazos vacíos
y se me cuela al alma,
mientras que en la tumba de mi cuerpo
tan sólo queda un suspiro.
Vuelve, dame un aliento de amor
Vuelve, dame un aliento de amor
que sea como un golpe de aire…
¿No ves que soy hoja que mucho tiembla
y me presiento pluma en el viento?
No hay luna cuando tú me faltas,
No hay luna cuando tú me faltas,
sólo un hueco de luz, tu vacío.
Te voy a llorar hasta que la muerte dimita
de nuestro recuerdo muerto
y me seas devuelta candela viva
para encenderte entre mis manos.
Debo vivirte, amor, en cada aliento,
Debo vivirte, amor, en cada aliento,
Debo ahuyentarme las sombras
de un adiós tan cercano.
Debo enclaustrar en mi mente
el idílico abrazo de nuestro amor juntos.
Ven, desátame la muerte
y déjala que vele su agujero.
Ven, delinéame el rostro con tus besos
mientras me sonríen las gaviotas de tus dientes.
Ven, camíname despacio entre los brazos
y te lloveré de besos ambos pechos
para que en ti, mi luna de fuego,
se derrita mi pecho frío.
Ven a mí, sedante de mi locura
pócima de mi embrujo y mi vientre en llamas.
Que corra el fuego por mis ramas,
que corra el fuego por tu lirio,
corola de cáliz del placer y el encanto.
Déjame habitar un resquicio
Déjame habitar un resquicio
en el coral vivo de tu corazón.
No me escribas un te quiero por la espalda
ni dejes convertido en era nuestro idilio.
Pepe Martín.
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