notas pintadas de fuego musicado.
Háblame en claro de luna y sonríeme en minueto…
Se caldea nuestra miel de besos y mordiscos leves
Se caldea nuestra miel de besos y mordiscos leves
ante tu presencia de sonidos enervantes.
Se nos acaba el compás entre un beso y un apremio.
Atrapo tu gozo entre mis brazos
como si se tratara de un gamo que se quisiera fugitivo,
y me hace posesivo el miedo al final de tu caricia.
Rodantes nos amamos nerviosamente prietos
como en una danza sarda enloquecida.
Urgentes de pasión se nos lleva el desenfreno
en diálogo de sostenidos donde mi llama se eleva.
Enganchado a ti, fiero, como un lactante.
Enganchado a ti, fiero, como un lactante.
Los dedos me han cobrado vida propia
y ya no me obedecen,
pulsan armónicos cada uno de tus teclados apremiantes.
Fumo el opio de tu amapola enardecido
drogado en tu hermosura,
borracho, de pasión enceguecido
hasta que me disuelva en ti en un himno a la alegría.
Los pechos enfebrecidos y la garganta calda,
Los pechos enfebrecidos y la garganta calda,
los giros de tu cuerpo entre notas primaverales
y el aliento exasperado con el ritmo perdido
contemplando la cadencia de tu pecho
en pissicato armónico
acorde con el chelo de tus entrañas.
Pepe Martín
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