Sambuca.wma
Son sus labios parto absoluto, alfa y omega,
son como jugo rosado incendiado en cerezas,
su piel es nieve, mantilla y cristal de una estrella.
Su amor versado se hizo levadura en mi tierra.
Y era yo una ventana de visillos de piedra,
un luto de desgracias con las melenas sueltas.
y era mi cama una noche sin astros tendida,
muerte desganada que se parió alegría.
Encendiste mi sol en un invierno en derrota,
me protegió tu sed al alero de tu sombra,
incendiaste mis hielos con tu fuego fecundo,
fuiste mi piso en el fango de un mundo desnudo.
Tengo en mi pecho un fruto maduro de pasión
florecido en el nimbo estelado de tu amor,
especie única de la que es árbol mi cuerpo
te la ofrezco en bandeja, de mis palmas, en cuenco.
No resurgí al oír tus palabras florecidas,
en mi humus de muerte no quedó botón de vida,
pero crecí en rosal porque te clavaste en mí astilla
como injerto de gloria en mi tierra podrida.
Sí, si, el mundo se detiene en nuestra cama
porque tú te has hecho bella rosa por mis ramas.
No son gotas de luna resbalando mis hojas,
yo las siento rocío humedeciendo tus rosas.
Pájaro de silencio y bruma luminosa,
Soy un puente trazado entre mi sed y tu boca.
Pepe Martín
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