sábado, 28 de julio de 2007

LOS DOS MAESTROS

Dedicado en su día a mis dos maestros de escuela

Como no tenían niños
la llamaba Carmencita...
Manolillo para ella
era él con su sonrisa.

¡No quiso el Cielo entregarles
lo que tanto merecían!

Él fue maestro de escuela,
y ella...a clases acudía
para ver los tiernos brotes
que el Hombre aporta a la vida.

¡No existe acto más noble
que aquél que Manuel hacía,
enseñar a un angelico
las reglas de ortografía!

¡No hay nada que enternezca
como oir cómo recitan!
Sólo son ocho palabras...
y sólo son doce sílabas:

-¡Mi mamá me ama...
mi mamá me mima!-

Y Carmen clava sus uñas
dejando su mano herida,
conteniendo sus impulsos...
queriendo ser ella misma
la madre que lo abrazara...
esa madre que le mima...

¡Tu mamá te ama...
tu mamá te mima!...

¡Ay, si ella fuera su madre...
sería plena su dicha!

Pero acabando la clase
regresan sus tristes cuitas...
se queda solo Manuel
en brazos de Carmencita...

¡Ay, Manolillo, mi bien!...
¡Ay, Carmen, mi Carmencita!

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