sábado, 28 de julio de 2007

TÚ RECELAS DEL VIENTO



Tú recelas del viento ¡mi vida!
Toda una vida fui tu jardinero,
tú eres flor del cariño y mi fatiga
y escúchame: Tus celos son mi incienso.

En un minuto haces que mi sangre
como un hilo empape nuestro suelo,
me hieres cuando tengo de ti hambre...
me matas por dudar cuanto te quiero.

Guarda esa sangre bien, como reliquia,
porque es de santo y nunca te ha mentido
y puede que la lamas algun día
al saber la verdad: que te han mentido.

Bien que me aguardaría yo de hurgar
tu herida, de hacer daño a quien más quiero,
yo no paso de largo sin calmar
las iras enceladas de mi cielo.

Ni rondo, robo o busco a hembra alguna
porque éste que te quiere está servido
y no, no negaré que ellas me gustan
porque ese gusto me hizo estar contigo.

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