jueves, 26 de julio de 2007

PRADERAS ROJAS


Hoy pueblan la pradera el sol y las abejas,
el campo de batalla se ha convertido en "era".
El arado hace surcos en suelo generoso,
pero esa fértil tierra aún no encontró reposo.
Sobre huesos de ausentes sin ataúd o losa,
aun con crispados dientes reposan los sin fosa.
Bajo el campo dormido talado por la guerra,
hay manos arañando, cientos de garras fieras.
Los hijos y sus madres, las ancianas y ancianos,
entregaron su vida al cañón desalmado.
Asoman venas verdes de huesos acorchados,
que reclaman la vida que les arrebataron.
Toman vida en la hierba, se acunan en los surcos,
sus dedos levantados acusan a su mundo.
Esa tierra sangrienta brota hecha planta y rosa
de espinas afiladas cual dagas venenosas.
Sus flores serán ojos que abren los finados,
que llorarán su polen por tanto desahuciado.
Cuando el campo en su seno la injusticia cobija,
la palabra se torna bala de la justicia.
Cuando hierba pisada es hija de la guerra
y la ortiga A.D.N. fusilado en posguerra.
Sudad botas de caña, se abrirá vuestra veda,
los versos se harán sables, fieras enredaderas.
¡ Versos de grandes hombres, mariposas de guerra,
disparos sin descanso que circundan la tierra !.


Pepe Martín

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