¡Cállate la boca,
no digas mentiras,
prefiero el silencio
de pensar que ha muerto
la verdad perdida!
¡Quédate en silencio,
guárdate esa pira
que le pegue fuego
hasta hacer ceniza,
a esa mala entraña
que tú me prodigas!
Dices que yo estoy distante...
dices que no te comprendo...
dices que soy imposible
aunque de tu amor me muero...
Si me estás pudriendo el alma
diciendo que no soy nadie,
y que tienes otra dueña
pa que de celos me mate...
¡Y me duele!
Me duele el pecho por dentro
porque he puesto en mesa santa
con candelabros de plata
al santo de mis te quiero.
¡Y tú!
Tú y tu lengua de fango
estás manchando ese ara
con la reliquia del mártir
que llevo dentro del alma,
¡Cállate la boca,
no digas mentiras!
¡Prefiero el silencio
a esa mala entraña
que tú me prodigas!
2 comentarios:
Hoy y en este momento, no sabes como me llega lo que escribiste hace tantos meses...
se agradece.
Me alegra que asi sea Mauro, los poemas deben llegar cuanto más hondo mejor, Un abrazo Pepe Martín
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