Quedó Dios en su paraíso descansando de su creación, había esculpido al Hombre, extrajo de él a la Mujer y la dio por compañera al ser de quien la sacó.
Se quedó muy pensativo en el nombre que le habría de poner, y al no dar con algo que le viniera a la mente, confió en la criatura a quien por compañera la dio.
El hombre quedó pensante y su pareja observó: Vio la flor de sus labios y pensó ponerla rosa. La contempló contonearse y pensó que era felino. Vio serenidad en sus ojos y pensó que era laguna. Brillaba su pelo estrellado y quiso llamarla noche. Su piel era luminosa y pensó ponerle nieve. La vio dueña de un poderoso instinto y quiso llamarla mariposa. Pero en llegando a su pecho dibujó sobre la tierra un AVE.
Le gustó al Hacedor la imagen y escribió a continuación su nombre pero, como debería ser Dios de los Hebreos lo escribió al revés, y como el hombre no estaba muy ducho en lectura todavía, lo leyó como EVA.
Quiso Dios que hablara ella y le preguntó como se llamaba ADAN su compañero, enseñándole a llamarle NADA por aquello de ser hebreo, pero aquella inteligente criatura dedujo que NADA era como no tener nombre, Quedó dudando con el corazón algo azorado y éste, al darse cuenta de su pequeña desobediencia, le apuntó primero que le vino a la boca y le llamó AMOR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario