Que me juzguen los vientos romana de cuanto diga,
vengo huyendo de la quema,
arrebatado de llamas con el alma en carne viva,
pa encontrarme con la soga que nuestras barcas a amarre
al atolón de una isla,
con los fondos de corales, pero que va a la deriva,
una isla encantadora, una isla y un venero,
con su cicuta incluida como te gusta beberlo.
Me voy a coser la boca pa no decir que te quiero
y arañarme los dos pechos pa que me duela la vida.
Tengo por madre la mar,
mi madre es "santa fatigas"...
Tu tijera de silencio me tiene fritas las tripas.
Mondándome de pesares en el cuajar de la nada,
el cántaro de mis fuerzas de agonías tengo lleno,
y mi entrepierna está en paro temblando por tus desdenes.
Cada cromosoma de mi sangre circula con una idea,
rebujarse con la tuya luchando como dos fieras.
Tengo un amor de alas negras con plumas de terciopelo
metamorfosis de un alma que no me da una alegría
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