Se me abre la vida si escucho tu silencio,
y me impregna tu ausencia si contemplo tus cosas,
y voy por nuestra casa melancólico y muerto
y me quejo del aire que lejano te toca.
Se me abre la vida como herida que sangra,
si el puñal de los celos mi muerte provoca,
y no puedo culpar lo que es inevitable,
pues tu aura cautiva y tu cuerpo disloca.
Se me abre la vida cuando estás a mi lado,
y presiento caricias y el sabor de tu boca,
parece que en mi mente emergieran cien brazos,
pues te sientes besada sin estar en mi alcoba.
Se me abre la vida si me dices ¡te quiero!
aunque no te lo oigo tus mejillas se arroban,
me lo dicen tus ojos, me lo dice tu cuerpo,
y el temblor de tus pechos que ardientes me tocan.
Se me abre la vida si se acaba la noche,
y siento que mi alma se me vuelve de roca,
agoniza la rosa que me dio su derroche,
y llamo aquella flor que me vio mariposa.
Pepe Martín
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