Si no sembraste un rosal
presumirás de otra cosa,
¡jamás serás jardinero!
No lo hagas por dinero
y sí de amor a una diosa.
Yo ya planté mi rosal
sobre el humus de un te quiero
y me han brotados sus rosas,
bellísimas y olorosas,
como caídas del cielo.
Hay, rosa de mi rosal,
tus pétalos son la aurora,
rosados como chiquilla
que sonroja sus mejillas
cuando el amor la enamora.
Nadie toca mi rosal,
porque lo llevo por dentro
con sus hojitas en rima,
con sus ramas sin espinas
sobre el mejor de mis versos.
Si no sembraste un rosal,
no llevas su luna dentro,
no sabes de mariposas,
ni alguna mujer dichosa
te dedicó sus te quiero,
porque la rosa es el verbo
que agita al alma a su gloria.
No se dirán estas cosas
de quien no sembró un rosal
en el centro de su pecho.
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