sábado, 28 de julio de 2007

LLAMÓ A MI PECHO LA ANGUSTIA


Bebo el aire que te sigue
y es de jazmín su brisa...
Tengo un caballo en el pecho
que me relumbra y relincha,
y me tiembla la mirada
por tu imagen, removida
como dos hojas al viento,
hálito de tu sonrisa.
¡No claves con alfileres
mis mariposas de vista!

Llamó a mi pecho la angustia
dejando mi sangre frita.
Se me está cuajando el aire
de ver cómo te lastimas,
Estás mintiendo que mientes
con falsedades mordidas,
quieres vivir engañada,
me dices que soy tu astilla
que se te vuelve un puñal,
que ensombrece tus sonrisas.

Criatura de silencio,
de sentir a flor de piel
y sangre que emana fuego.

Me enamora el bello sueño
que te entorna las pestañas
cuando nos damos un beso.

Mujer de atesorado pecho,
ligera falda con alas
y pisaditas de ciervo.

Porque eres una maga
a quien gusta pisar tierra,
la tierra a quien si tú faltas
se muere cortada en grietas.

Camina alegre y descalza,
descalza por la pradera,
cada huella un bello lirio,
cada gesto una azucena,
cada sonrisa, amapola,
cada salto, primavera.

Tu verdad bien la conozco,
me ensancha el pecho de vida,
me quieres con toda el alma
aunque la llames mentira,
como yo te quiero a ti...
y esa cruz no te lastima,
que yo acudo a tu llamada
sabiendo que no es insidia.

No me llores tu protesta
de tan livianos engaños.
No me des cama de piedra
cubierta de jaramago.
Ni des juncos por melena
a aquél que te quiere tanto.
Ni agujas de retama seca
en campo de desengaño.
Tronchado y roto me lleva
el agua de tu Calvario...

Se me está cuajando el aire
de ver como estás llorando.

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