Quiero ver cómo rebosa
el vaso de tu odio y tu veneno,
quiero que la muerte me acoja
mordiendo la manzana de tus besos.
Pretendes que sufra tanto
que por la pluma de un ave estoy muriendo.
He puesto precio a mi vida
y la aseguré contra un odioso deceso.
Hay quien prefiere la gloria del olvido,
yo prefiero tu odio en el infierno.
Como gran odiadora me tiras a muerte,
me quieres muerto en cada encuentro.
Has sido sumamente ingeniosa,
me quieres matar de cuerpo entero,
torturándome en tu cama,
revolcándome en el suelo.
A veces me siento morir de un orgasmo,
alevosamente quiere inmolarme
el fuego ardiente de tu sexo.
Ya ves que en realidad somos tal para cual:
tú buena para odiar y yo bueno para odiado.
Mi enemiga...
Tú, ¡descarga con frecuencia tu odio en mi,
que yo quiero morir de ti,
así, envenenado por tu cuerpo!
¡Y devórame entero como un mastín
hasta que quede sin resuello!
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