¡Oh Ave!
Llaga de amor de mi codicia.
Manzana de mis deseos,
mi sangre, mi carne , mi tierra.
Seda de agua hecha piel en mi cuerpo,
flor de mi polen
y surco por labrar para mi siembra...
¡soy tu gusano!
Ceres llorosa que unge la simiente
de mi espigado corazón
que por ti raya en la locura.
Tu huída son mil vidrios
clavados en mis sienes
y mis ojos quedan ciegos
por la arena de tu ausencia.
Mi cielo raso hecho rocío,
alquimista milagroso
de mi sabia vividora,.
Sombra que me sigue
y luz que ilumina
mis rincones turbios.
Aire que limpia mi sangre
alargándome la vida.
Si yo toco mi piel con añoranzas
es porque en ella reside tu perfume.
¡Ven! Eleva mis sentidos
y hagamos nuestros cuerpos uno sólo.
Perdámonos entre la locura
y la cordura
hasta que el ensueño se despierte físico.
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¡ Mi Nada!
Espadaña de mi mundo eres,
minarete de los seis milagros creadores.
Soy crisálida que palpita
para tus venas azules
y el arroyo de tu sangre.
Tú eres el vino de fuego
que inunda mi copa.
Nuestro amor es lazo
de pequeños Eros
que uno al otro nos lleva.
Mi tallo de mirto
y clave de mi seno,
recibe mi pétalo por tálamo
como trono a la promesa de tu polem.
Humedece mis labios quebrados
por el deseo de tus besos,
y apágame este fuego
que me sube hasta la lengua.
Haz que sacuda mi cuerpo
la razón perdida,
que quiero exhalar su gloria
saliendo de mis raíces
con un cántico hecho grito,
por hacer de mí la sementera
donde ondea tu espiga.
Pepe Martín
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