Debe ser la Primavera
que en mi pecho prepara techo y cama,
y Cupido su cómplice y culpable
de cuanto a mi me pasa.
¡Mi inocente amada!
***
El corazón espeso
y turbia la mirada,
ya no luce en su cara el nuevo día
que dio luz a mi alma.
Nubes de plomo lloran su tristeza
y su requiem Subraya
la inocencia perdida,
la verdad olvidada.
El engaño se cobró en remordimientos
dando abismos al alma.
¡Dios mío! ¿Qué fue de aquella Primavera,
hoy triste mascarada?
¡Inocencia manchada!
Pepe Martín
1 comentario:
Tienes razon
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