por los palpitantes troncos
las venas, ramas de sangre,
hacen hervir a los novios.
Y las hojas de sus bocas
tiemblan bajo los alientos,
encendidos de limones
amarillos y sedientos.
Sobre la hierba se mecen
las miradas adivinas,
y en el tacto de diez ramas
la pasión se hace fatiga.
Mañana bajo la tierra,
arriba estrellas y cielo,
se seguirán entregando
por encima de su tiempo.
Pepe Martín
Pepe Martín
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