martes, 17 de abril de 2007

AÚN NO ERAS VISIBLE



Nunca ascendí a las agudas profundidades celestes
porque aún tu escala rutilante no era visible.
Cuando te conocí, inarmónico me encontraba,
pero contigo un amor musicado nació
venido del caos agitado en que me encontraba.
El amor nos nutre los silencios
y lo llena de música estremecida enamorada.

Nunca fui orquestado a la medida
de mirar desde mi poniente tu nuevo amanecer..
Mi suspiro de vida se agitaba tembloroso y dormido
como un colibrí loco buscando una miel virgen
en el cáliz abundante de una campánula,
por la plata engañosa de un espejo.

Me extendiste la mano desde la leve esencia de tu sonido
para hacerte alma y musa en mi consciente,
para hacerte cuerpo y piel sobre mis huesos.
Posaste en mi tu carne y circularon mis arterias,
y me diste compás, cronómetro y un suave adagio
dando muerte a mi disyunción que te esperaba
para orquestar en corcheas nuestro dos cuerpos uncidos.

No hay límite de hielo que te retenga esta noche,
por mis venas hay fiesta de solsticio y de fuegos
Quiero beberme el ave de tu boca,
retrasarte la respiración aliento por aliento
para sentir temblorosas la plumas de las llamas de tu pecho
en goce imperecedero y sinfónico.


Pepe Martín

No hay comentarios: