lunes, 30 de abril de 2007

BESO


Richard Clayderman -..>



Observa nuestra boca
que tiene sed y hambre de la otra.
Tu boca es el parto absoluto
del alfa y la omega.
Tus labios son el jugo rosado incandescente
donde pastan las chispas de tus brillos.

No hallarás amor con más empuje
sobre las velas de tu corazón
que el viento que mueve este mío.
Te orientes como te orientes,
siempre vas a encontrarte
con este amor mío en exceso.

No me mezquines tu beso
o me quedaré sin labios
arrastrando mi boca por el aire,
buscando la fragancia de un beso
para morder sus plumas.
Unamos estos dos fuegos purpurinos,
hablamos de unos labios trabados
entre ambos en mordiente,
de una rosa y un capullo lastimados,
de tus comisuras trabadas a las mías
abrasadas diente a diente…
En tu entrega loca cumples mis ruegos,
y pones calor llameante en mis arterias
para fundir mis nieves.
Cuando mis labios tropiecen con los tuyos,
no mezquines tu beso.
Deja que la pasión cante y revolotee
como la alondra encelada.
Deja esa puerta abierta para que pase el viento de tu alma,
la muerte y la vida de tu beso.

Dame el tacto de tus labios
que tengo el paladar predispuesto.
Mitad de granada de esta otra
que se corona en rubíes por mis encías.
Y congrega toda nuestra savia
por el filo de los labios,
y desata la tempestad ansiosa
donde naufraga toda duda
para que el volcán de la sangre se bañe embrujada
en la cóncava gruta de las bocas.

Pepe Martín

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