miércoles, 11 de abril de 2007

REALIDAD Y SUEÑO


El jardín prohibido


Y pedían realidades entre el plasma las palabras,

ellas, hijas del verso y del sentir, enojadas y fieras
pedían asirse a la soga de un cuerpo y su sangre
para dejar de ser aliento entre el éter.
Pedían ser realidades en mi alma,
ser labio candente en el deseo,
poner despertadores a los sueños,
quebrarse en el borde de una silla,
ser hilo en la blancura de unas sábanas
en las noches de luna y de pasión.

A punto de morir de luz dispersa

se colaron en mi cuerpo dormido
para calmar su ansia errante,
dieron un paso adelante de la nada del PC.
y se hicieron sueño, deseo, y amor.
Ahora son casi algo tangible,

las reinas de este andamio de hueso y carne
que las llama a gritos para formatear tu cuerpo rosa
aquí, junto al mío.

SUEÑO.

Tenía un arco iris entre barrotes,

prisión donde las aves obsequiaban sus trinos,
las había marrones, azul viento y amarillo otoño,
pero destacaba entre todas una ígnea,
y yo, turbado en su belleza, les daba mi embeleso.

De pronto sentí fuera de la jaula a la más bella

sustentada en el aire como un suspiro,
y me vi corriendo por la calles de mi vida,
y el ave me seguía en su vuelo como un copo de fuego.

Tenía un copete por corona y alas de electrones,

porque al no ser colibrí sólo podía ser un fénix,
su pecho lucía como un ascua aventada.
Me vi de pronto hacia delante

con mis botas de correr y mi sombrero,
el ave se posaba sobre él como un gallo frente al sol.,
y me sentí como si luciera el casco de Apolo.

Te reconocí en el ave que abandonaba el PC.

para hacerte viento, fuego pasión y luz,
la reina de mis ideas.

Nuestras palabras pujaban materializadas

por parirse y hacerse cuerpo.

Pepe Martín.

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