miércoles, 4 de abril de 2007

COMO FUEGO PURIFICANTE Y BELLO

Edad del acuario


Nuestro amor no es reposado
como un mar de fondo en paz con sus aguas como dijo Salinas.
Nuestro amor es de ola a la deriva
arrasante y torbellina, retorcida y alterante.
Mi amor modifica toda orilla y lima escollos,
no admite un no en su infinita paciencia.

Más bien soy como el fuego purificante y bello, temido y amado
que enloquece con su sed al tronco y lo consume.
Yo soy estático e ígneo en mi centro,
o como el oro fundido con plata.
Al exterior derramo mis centellas y chispas
de sonrisas y versos.
Elevo mis humos de palabras que asfixian las gargantas
con su ignorancia venenosa.
Mis inquietas lenguas dibujan su frenesí de potros encabritados,
lenguas trenzadas y hambrientas de otras lenguas lamiendo oscuridades.
Tengo luces azules, amarillas y verdes,
todo un arco iris de pasión y toros encendidos.
Abajo en el crisol queda un regulo en su lecho de reposo
cubierto con la escoria de celos para el desecho.

Pero el lingote acredita nuestra unión en largo abrazo,
brillante y valorado, sublime de sol y luna,
el día venido a entenderse con la noche amada,
y luna que se retrasa un amanecer con su amante.
Hermosa pareja , joya en la tierra
llamada a ornarse con sueños de pedrería.
a lucir entre nobles y reyes su amor,
soporte del zafiro y el diamante apasionado.

Así se arde nuestra unión,
porque nuestro amor es un abrasado
museo donde se ostenta el quererse en sol y luna abrazados

Pepe Martín

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