Amor no me ignores
Y ella me decía:
tienes aquí mi pecho con sus turgencias…
Y yo, con un muro de aire en medio
sin tener sus palomas a mi alcance.
Y ella me decía:
¡Ven, rompe mi agónico lamento!...
Y yo, con el alma en un hilo,
frito en mi anhelo por tenerla
para calmar su sed.
Y ella me decía:
Llena tus manos vacías con mis nalgas…
Y yo, descarriados los sentidos,
me mordía las manos por vacías.
Ella, al borde de la mirada, desnuda,
tras el muro de aire
me seguía pidiendo.
Forma parte de un diálogo poético-teatral con mi querida amiga Marea.
Pepe Martín
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