lunes, 9 de abril de 2007

QUE TU FUEGO SEA MÍO

Estoy enamorado


Voy a trenzar con tu aliento un canastillo de flores
pa que besen mis jazmines lo que en tu cintura aflore.

Mis manos ya no son mías, ahora son tus prisioneras,
y el arrollo de mi sangre ahora corre por tus venas,
y mi rocío de amante en tus pies se te ha hecho hierba.
y mis brotes del deseo son en tu frente azucenas,

¿Como puedes recordar a quien te estrujó el sentido?
¿como puedes adorar a quien se adoró su ombligo?
Que no supo valorar las glorias que le has cedido.

Tengo el alma receptiva a cuanto quieras abrirme,
porque en tu verbo yo encuentro la esperanza de rendirte.
Bendíceme con la gloria de que tu fuego sea mío,
que mi norte es alcanzarte aun siendo como mendigo.

Con tal de que quedes libre: paciente,¡yo soy paciente!
muéstrame esas ataduras que las corte con mis dientes,
paciente soy como lima que arrastra el agua corriente.
Voy a quitar de tu cuello el fango de esa cadena,
y a mandar a los infiernos las marcas de esa condena,
y reventaré eslabones aun siendo con escopeta
porque es un río de fuego el que sube a mi cabeza.
Te desataré las alas porque vueles a mi nido
degollándote esos sueños que tienen tu amor dolido,
y que a mí me tienen muerto, ¡ mordido, mi amor, mordido!

Sobre los pies de tu cama te voy a sembrar un parque,
porque sirvan como abono los huesos de su aquelarre,
y entre sábanas de luna yo quiero que me aparezcas
con tu vestido de plata, coronada de violetas.
entre plumas de mil risas y con tus manos de seda
hambrientas de mis delirios, despertándome la fiera
que me ruge en las entrañas hambrienta de ti...¡hambrienta!

Vente a la playa desierta que rodea mi figura
sobre la arena sedienta que es piel de mis calenturas,
ven donde riza mi ola y nádame con delicia,
yo lameré tu mente para dejártela limpia,
y te enredaré en mis algas besada como a una ondina
arrastrando por tu cuerpo besos de cálida brisa.

Quisiera ser el alero que resguarde tu tormenta,
y ser también el caudal que salte alegre tu sierra
desgastando en mi agua pura la rigidez de tus piedras.

Pepe Martín

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