que tú fueras agua preñada de los añiles del cielo
para ser tu menhir luminoso.
Recibiría alborozado tu envestida
pondría por escollera mi pecho
rompiendo una y otra vez tus collares de flores
que me dejaran bañado de estrellas.
Que bebieras a un Jonás de cal, luz y mármol
a traguitos firmes y muy lentos.
Tal vez así vendrías de tan lejos.
Quisiera ver tus alas ascendentes
Quisiera ver tus alas ascendentes
romperse plañideras en mi cuerpo
para dejarme ungido en yodo y sal
de iridiscentes y estrellados copos.
Y yo, con mi amor ardiente y afilado
te encendería las grutas húmedas de tu lecho.
Tal vez así pudiera ser tu espejo.
Mi apasionada corona de ultra mar,
Mi apasionada corona de ultra mar,
utiliza tus afiladas uñas,
cábame acueductos y sortilegios
para que cruce hasta ti
este vicio de amor
desde mi carne estremecida
hasta los sables de tu aliento.
Tal vez pudiera de esa forma ser tu dueño.
Pepe Martín
Pepe Martín
No hay comentarios:
Publicar un comentario